La necesaria búsqueda de un acuerdo institucional y político pone a la Argentina a las puertas de una oportunidad indispensable para salir adelante en la crisis. Mayo, el mes del consenso llamado desde la Presidencia, luce como una de las últimas cartas para que el país pueda ganar la mano de la baraja en curso.

En la macro algunas cosas parecen arrancar. Como la venta de materiales para la construcción, que paradójicamente en una Argentina que está en recesión, dio un síntoma de un latido que le permite marca que el corazón todavía está vivo.

Ayer se conoció el Índice Construya, aquel que mide la evolución de las cantidades vendidas por las empresas fabricantes de insumos de la industria madre de las industrias. Y ese dato es alentador: se registró una suba de 6,8% desestacionalizada mensual. A pesar de esto, no hay que dejar de ver el contexto global, que habla de una retracción muy fuerte del 26,6% interanual, correspondiente a la comparación de febrero de este año contra el mismo mes del año anterior.

Pero el corazón late. Y todavía hay vida.

Otro dato alentador para la macro es que el Banco Central de la República Argentina sigue cosechando dólares. Desde que empezó la gestión del actual presidente Javier Milei, el BCRA lleva comprados cerca de 9.000 millones y se espera que pueda consolidar esos números o incrementarlos durante el mes en curso, que se trata de uno de los más fuertes en cuanto a liquidación de exportaciones del complejo sojero.

De ser así, el primer trimestre terminaría con un saldo muy importante en las cuentas de la entidad monetaria. Por supuesto que serán insuficientes para compensar la pérdida de capital que ha sufrido el banco durante todos estos años, pero siempre es preferible sumar a restar, y en eso los técnicos del Gobierno tienen muy en claro que por achique de gastos como por recomposición de capital, tienen que agregar billetes al Tesoro para intentar sostener la estantería y evitar que se le caigan los platos que tiene encima.

Acuerdo oportuno

El llamado a un gran acuerdo del tipo Pacto de la Moncloa que se hizo en España en el reinicio de la democracia ha generado expectativas positivas, por lo menos en los actores económicos. Desde la mayoría de las entidades empresariales grandes se mostraron a favor de un marco institucional que permita elaborar consensos básicos para el país.

Implícitamente fue lo que hizo Eduardo Duhalde cuando asumió la presidencia en 2002, en aquel entonces con un decisivo acompañamiento político y social donde los partidos y los sindicatos apoyaron la consolidación de la salida de la convertilidad y soportaron el peso del "que se vayan todos" hasta que la crisis se disipó y vinieron mejores años, de la mano del viento de cola de la soja.

Ahora los momentos son diferentes y la crisis parece menos profunda pero más extendida, por lo que Milei va a tener que soportar un tiempo de incertidumbre amplio, todavía. Y para eso es fundamental el acompañamiento de la sociedad. Sin consenso que permita "aguantar los trapos", como dicen en la cancha, sería demasiado difícil.

Poner de fecha el 25 de mayo es una jugada inteligente, porque pone un escenario patriótico importante para la gente y porque abre una ventana de espera necesaria para terminar de acordar los puntos que serán vitales en la negociación con los distintos sectores.