04/04/2024

opinion

Milei y la opinión pública

El Presidente y su equipo controlan todavía bien la dinámica de la conversación social, pero es lo que está en la superficie. Cualquier tema que no sea estrictamente la economía y la inflación en particular es periférico respecto de cuál es el sistema de toma de decisiones de los argentinos para valorarlo positivamente o para valorarlo negativamente.

Por
Jorge Giacobbe, analista político

Javier Milei está tratando de terminar de bosquejar su identidad política y también, de alguna manera, llenar la agenda de temas mediáticos, siendo que hay una gran cantidad de temas que son periféricos a los problemas principales de los argentinos, por más que sean temas importantes.

El Presidente y su equipo controlan todavía bien la dinámica de la conversación social, pero es lo que está en la superficie. Cualquier tema que no sea estrictamente la economía y la inflación en particular es periférico respecto de cuál es el sistema de toma de decisiones de los argentinos para valorarlo positivamente o para valorarlo negativamente.

Mientras se toma el tiempo que necesita para arreglar los problemas económicos de los argentinos, entonces es el inicio, es el corazón también de cómo se ha configurado su voto, su lazo con la gente que lo votó, tienen que llenar la agenda con otro tipo de temas, lo están haciendo bien todavía.

Hay un 5% màs de imagen positiva para el Presidente, es decir que la opinión pública está, diría yo, en el mismo lugar emocional que donde terminó la discusión por las elecciones en la segunda vuelta. Pero insisto, está lo superficial y está lo que ya sé que es lo importante, que es cuánto la opinión pública argentina puede tolerar la crisis y el tránsito que Javier Milei le propone.

La realidad de la situación es que lo que tiene para decirle a los argentinos es muy difícil. Básicamente, es "muchachos, durante mucho tiempo vamos a ganar menos y nos vamos a jubilar más tarde". Es eso, el resto es circo, el resto es la periferia.

Entonces, yo lo veo a Milei de varias maneras distintas, o con una característica que tiene aspectos positivos y que tiene aspectos negativos o por lo menos riesgosos. Él es una especie de kinesiólogo, que le dijo a los argentinos "muchachos, vengan, que son 48 sesiones. Les va a doler, les va a doler mucho, pero al final de las 48 sesiones está la solución para el trauma que tienen".

El aspecto positivo de eso es que hasta ahora ha sido el menos psicopático de todos los candidatos a presidente. El juego usual de la política es que cualquiera, ya sea por izquierda, por derecha, por estatista o por liberal lleva un mensaje subyacente que es "muchachos, votenme a mí que yo los voy a llevar al paraíso sin dolor". Eso Milei lo rompió.


Sin embargo, la opinión pública, por lo menos en un 55% para la segunda vuelta, optó por ir al kinesiólogo que dice que va a haber dolor. Muy bien. Ahora el punto es que la opinión pública inicia el tratamiento y ya vamos entrando en la cuarta sesión. Duele, es evidente que duele, porque la opinión pública te lo dice abiertamente, que le está doliendo lo que está pasando, pero todavía cree que puede soportar el dolor para llegar a la sesión número 48.

Lo que yo tengo para decir es que siendo o no siendo un psicópata, con los kinesiólogos anteriores o los anestesiólogos anteriores, dependiendo del modelo de país que cada uno pudiera tratar de implementar, hasta ahora los argentinos nunca completamos un tratamiento. A veces abandonamos en la sesión 10, a veces en la 15, a veces en la 20, pero nunca dejamos que nadie termine de implementar un modelo tras 20, 25 años, de modo tal que después miremos para atrás y digamos que este modelo sirvió o este modelo no sirvió.

Y entonces los argentinos estamos, desde hace 200 años, por no contar los 400 años del Virreinato del Río de la Plata, en un loop donde no sabemos hacia dónde queremos ir, porque no dejamos a nadie terminar de meter los dedos, ni para un lado, insisto, ni para el otro. Entonces Milei no está a merced de cuántos diputados y cuántos senadores tiene, no está a merced de cuánta pelota le puedan dar los gobernadores, no está a merced de las momias que pueden ir a la Plaza de Mayo a quejarse todos los días, ni a si le quieren tomar un edificio público o no le quieren tomar un edificio público.

La verdad de la milanesa es que Milei está a merced de lo que llamamos permiso social. Es decir, la tolerancia de la opinión pública, la capacidad de primero de entender, después de aceptar y por último de tolerar el tránsito que él propone. Lo voy a decir más claramente, para dejar bien bosquejado que esto no es racional, ni es ideológico, sino que es emocional, del tránsito de la opinión de los argentinos, de todos los seres humanos, pero de los argentinos para este tema en particular, es absolutamente emocional.

Yo sé perfectamente que tengo que dejar de fumar, tengo un montón de razones racionales para dejar de fumar. Que el cáncer por un lado, que la plata que me ahorraría por el otro. Tengo alrededor mío un montón de gente que me dice que tengo que dejar de fumar. Es decir, el racional lo tengo claramente, es todo beneficio.

Cada tanto arranco a dejar de fumar y me banco una semana, a veces me banco dos, a veces me banco tres y nunca dejo, lo intento, cuando lo intento, lo intento esperanzado, lo intento con voluntad, al que viene y me dice "Jorge, pero vos ya me dijiste 20 veces que ibas a dejar de fumar y finalmente se te termina quebrando la voluntad". Yo a ese lo saco carpiendo, porque no quiero escuchar lo que me dice, le digo "no la ves, sabes que no la ves, yo esta vez me la voy a bancar". Bueno, quizás alguna sea la final y yo me la banque.

Lo que tengo para decir es que hasta ahora nunca, nunca lo hice. Siempre arranqué con entusiasmo y nunca lo hice. En este momento, a los argentinos nos está pasando lo mismo, el 55% tiene imagen positiva de Milei y están esperanzados de que, si completa el tratamiento, esto finalmente cambie para mejor, pero de lo que no tenemos garantía es de que realmente nos podamos bancar ese tránsito del dolor durante tanto tiempo continuado, a sabiendas de que el dolor no empezó cuando arrancó este Gobierno, sino que desde antes.


El Presidente ha dejado bien explícito que el DNU le allanaría el camino, pero que de todas formas ellos pueden intervenir sobre la economía sin necesidad del DNU. Insisto, no importan los diputados y los senadores, esto se trata de que el camino para él tenga más o menos espinas.

Si dentro de un año él sigue teniendo 55 puntos de imagen positiva, entonces le va a torcer el brazo al sistema político, y el sistema político se va a tener que allanar a él. En contrapartida, si dentro de seis meses la opinión pública se empieza a desgastar, se cansa y no quiere ir más al kinesiólogo, entonces el sistema político se lo va a comer. Ahí está la pulsión, ahí está la pulseada, quién se come a quien.

Por eso el Presidente ya comienza a hablar de un partido político que presida Karina Milei, y que en las elecciones del año que viene tendría un armado nacional, porque recordemos que llegó al lugar que tiene actualmente con algunos partidos políticos menores, sobre todo en el interior del país, y con un sello prestado.

Si vos revisás como la opinión pública fue desarticulando, fue desarmando, fue destruyendo todo el sistema político, te das cuenta de que siempre estuvo buscando algo nuevo. Hace mucho tiempo que estamos buscando cosas nuevas. Macri fue votado por la mayor parte de los argentinos porque en ese momento daba la sensación de que era lo más novedoso. Néstor fascinó a una parte enorme de los argentinos porque daba la sensación de que era algo novedoso. Estamos buscando esto hace muchísimo tiempo, está lejos de ser una novedad.

Lo que sí es nuevo es que nos hemos topado con un candidato de corte, insisto, menos psicopático. Y es absolutamente novedoso que la opinión pública le diera el nivel 1 del ejecutivo a un partido, el nivel 2 de los ejecutivos, las gobernaciones, a otros partidos y el nivel 3, los 2.500 municipios, a otros. Y el Congreso dividido prácticamente en tres partes, como si la opinión pública les dijera a todos "miren, yo voy a romper todo el poder, como si fuera un espejo, le voy a dar un pedacito pequeño a cada uno y vayan y conversen entre ustedes".

La clase política en sentido amplio de la Argentina es la que convirtió un país de 75% de clase media en 60% de pobres. No están preparados ni para hacer la O con un vaso, no pueden hacer cordón y cuneta. Es absolutamente obvio que la opinión pública en su inmenso fastidio, en su inmenso enojo, hiciera mierda a todo.

Lo argentinos somos muy duchos para destruir, pero somos muy inmaduros, somos muy infantes para entender que lo que está pasando lo construimos nosotros mismos. Es tan ridícula la situación que en Argentina cualquiera puede ser presidente porque ya cualquiera fue presidente. En Argentina fue presidente la bailarina del cabaret y como si hubiera sido poco también fue pianista. Entonces cualquiera puede ser, esto va a seguir pasando.

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