Es difícil encontrar una receta correcta cuando el diagnóstico es una y otra vez errado. Ante la caída del consumo, el Gobierno insiste en la desregulación del mercado y la "libre competencia" empresaria para estimular la demanda. De esa forma, ensaya medidas que solo complican aún más el problema, como habilitar la importación en desmedro de la industria nacional, provocando un problema de segunda generación: menores salarios y empleo que continuarán profundizando la crisis de consumo.