Romain Grosjean volvió a pilotar un coche de Fórmula 1 este viernes 26 de septiembre, casi cinco años después del aterrador accidente en el Gran Premio de Bahréin de 2020, donde su Haas se partió en dos y se incendió tras un impacto de 67G.

Milagrosamente, Grosjean escapó tras 27 segundos entre las llamas, con quemaduras en las manos como principales secuelas.

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X de Car and Driver - F1

Este regreso, organizado por su antiguo equipo Haas en el circuito de Mugello, Italia, fue un momento emotivo y simbólico, utilizando el VF-23 de 2023 en una prueba de coches anteriores (TPC).

Grosjean expresó su gratitud hacia Gene Haas y Ayao Komatsu, destacando la emoción de volver a subirse a un F1 con el equipo con el que compitió entre 2016 y 2020.

"Estoy increíblemente agradecido a Gene Haas y a Ayao Komatsu por invitarme", dijo Grosjean. "Decir que estoy emocionado de volver a ponerme al volante de un coche de Fórmula 1 sería, naturalmente, quedarse corto".

Además, pudo usar un casco diseñado por sus hijos, originalmente pensado para su última carrera en Abu Dhabi 2020, que no pudo disputar por el accidente.

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X de Romain Grosjean

La prueba, en condiciones húmedas, reunió a miembros de su equipo original, incluido Komatsu, su ingeniero de pista en Lotus y Haas, reforzando el carácter de reencuentro familiar.

Este evento no solo marcó el cierre de un capítulo para Grosjean, quien ha competido en IndyCar y el Mundial de Resistencia desde entonces, sino que también celebró los diez años de Haas en la F1, destacando los lazos humanos en el deporte.