El Gobierno de Xi Jinping firmó un acuerdo para importar harina de soja proveniente de Argentina, el mayor exportador mundial de este producto, en una operación que alcanza las 30.000 toneladas, a un coste de $s360 cada mil kilos. La transacción tiene lugar en medio de fuertes tensiones comerciales entre China y los Estados Unidos.

La compra, confirmada por cuatro fuentes comerciales a Reuters, fue realizada por varios fabricantes chinos de alimentos para animales, quienes buscan mitigar posibles interrupciones en la cadena de suministro debido a las tensiones comerciales con Estados Unidos. La harina de soja, un insumo clave para la alimentación animal, es el principal producto de exportación de Argentina, generando importantes divisas para el país. Sin embargo, hasta ahora, China había optado por importar porotos de soja de Estados Unidos o Brasil para procesarlos localmente, para proteger su industria.

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El monto de la operación comprometida con el gigante asiático supera los 10 millones de dólares.
El monto de la operación comprometida con el gigante asiático supera los 10 millones de dólares.

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La decisión de China de abrirse a la harina de soja argentina se remonta a 2019, cuando el país asiático autorizó estas importaciones tras años de resistencia, motivado por la guerra comercial iniciada durante el primer mandato de Donald Trump. A pesar de la autorización, no se habían registrado operaciones significativas hasta esta compra, que coincide con un nuevo recrudecimiento de las tensiones comerciales.

Según datos de la aduana china, en 2024 las importaciones de harina de soja al país fueron mínimas, con apenas 30.000 toneladas provenientes principalmente de Dinamarca. El acuerdo actual, valuado a un precio de 360 dólares por tonelada, podría ser el punto de partida para envíos más grandes si la entrega es exitosa, según operadores del sector. Esto responde a la estrategia china de diversificar proveedores para garantizar el suministro de proteínas en un escenario de incertidumbre global. 

“La harina de soja argentina es competitiva en precio frente a la producida localmente en China, lo que incentiva esta operación”, señaló una fuente citada por Reuters. Además, la capacidad de procesamiento del Gran Rosario, donde se concentra el 80% de la molienda de soja de Argentina, posiciona al país como un socio estratégico para el gigante asiático.

La guerra comercial entre China y Estados Unidos ha generado oportunidades para países como Argentina y Brasil, que han incrementado sus exportaciones de soja y derivados al mercado chino. En el caso de Argentina, esta operación podría consolidar su liderazgo en el mercado global de harina de soja, tras haber recuperado el primer puesto en 2024 frente a Brasil, según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario. Sin embargo, el sector enfrenta desafíos como la capacidad ociosa de sus plantas y la competencia con Estados Unidos y Brasil, que destinan parte de su producción al consumo interno.