De acuerdo con un informe publicado por el Banco Central, durante el mes de mayo se elevó el índice de morosidad del crédito en el sector privado, que pasó de un 2,2% en abril a un 2,6% en el mes de mayo, un aumento de un 0,4% que da una señal sobre la evolución de la economía. En lo que refiere a las líneas de préstamos personales y vinculadas al consumo, el ratio de incumplimiento se ubicó en un 4,9%.

El aumento de la mora se da en un contexto de alta inflación y a salarios que no logran compensar la pérdida de poder adquisitivo. Las tasas de interés, que en algunos casos superan el 90% anual, agravan la situación, y hacen que el financiamiento con tarjeta sea cada vez más costoso. Según la consultora LCG, muchas familias recurren a nuevos préstamos para cubrir deudas de tarjetas, lo que genera un ciclo de endeudamiento insostenible. En abril, el 3,7% de los hogares ya estaba en mora, frente al 0,9% de las empresas, una tendencia que se profundizó en mayo.

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La morosidad creció un 0,4 durante el mes de mayo.

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El incremento de la morosidad tiene consecuencias significativas para la economía. La consultora Quantum advirtió que este fenómeno, que pasó del 1,6% al 2,9% entre noviembre y abril, podría frenar la recuperación del consumo, un motor clave para el crecimiento económico. La Fundación Mediterránea señaló que la tasa efectiva mensual para préstamos personales se duplicó desde febrero, alcanzando un 4,1% en junio, mientras que la tasa nominal anual se acerca al 75%. 

Entre 2018 y 2022, 3,7 millones de argentinos dejaron de usar tarjetas de crédito, especialmente en sectores de ingresos medios y bajos, debido a topes en las tasas de interés, alta inflación y límites de gasto reducidos, lo que llevó a las entidades financieras a no renovar plásticos para clientes de mayor riesgo.