¿Qué sigue para Talita-Kum?

El futuro de Talita-Kum es incierto. La institución se encuentra en una lucha desesperada por conseguir el pago de la deuda, sin lo cual podría verse obligada a cerrar. Los casi 60 empleados que trabajan allí, junto con los cientos de personas que reciben tratamiento, dependen de una pronta resolución del conflicto. El centro, que lleva casi 30 años trabajando por la inclusión y el bienestar de las personas con discapacidad, está al borde del colapso si no se encuentra una solución inmediata a la deuda que mantiene el Gobierno.

Es crucial que esta situación no pase desapercibida. Talita-Kum no solo es un centro de rehabilitación; es una institución vital para la comunidad. La falta de apoyo y compromiso de las autoridades podría tener consecuencias devastadoras para todos los que dependen de sus servicios.