Un mensaje que reabre un viejo debate

Todo comenzó cuando el economista Ramiro Castiñeira elogió las últimas reformas del BCRA y habló de un “impresionante upgrade institucional”. Allí apareció Marcos Galperin con una sentencia tajante: “Cerrarlo es el camino”. La frase reavivó la discusión que acompañó la campaña libertaria y colocó nuevamente bajo la lupa la existencia del ente emisor.

La réplica de Maslatón

El abogado y analista liberal Carlos Maslatón respondió que, mientras exista “crédito bancario con multiplicación de dinero”, se necesita un banco central que fije encajes y actúe como prestamista de última instancia. Incluso señaló que el negocio financiero dentro de Mercado Libre —remunerar depósitos y otorgar préstamos— “no podría funcionar sin regulador monetario”.

Galperin redobla la apuesta

Lejos de retroceder, el empresario replicó: “La banca fraccional no funciona; debería prohibirse”, y citó los colapsos de 2001 en Argentina y de 2008 en Estados Unidos y Europa como ejemplos de un sistema que “socializa pérdidas y privatiza ganancias”.

X de Marcos Galperin

Ecos en la Casa Rosada

El pronunciamiento del dueño de la mayor empresa tecnológica del país llega en medio de la interna libertaria sobre la eliminación del BCRA, una promesa que Javier Milei reiteró durante la campaña pero que aún no cuenta con hoja de ruta oficial. La voz de Galperin, considerado aliado del Gobierno en temas de desregulación y mercado, presiona para mantener viva esa agenda.

¿Qué implica su propuesta?

  • Fin de la banca fraccional: los bancos sólo podrían prestar dinero con respaldo 100 % en efectivo, sin “multiplicar” depósitos.
  • Cambio drástico en el crédito: se reduciría la oferta de préstamos y aumentaría su costo.
  • Nuevo regulador o banca libre: si no hay BCRA, el sistema requeriría o bien absoluta libertad con riesgo pleno de quiebra o algún mecanismo alternativo de garantía.

Próximos pasos

Por ahora, el Gobierno apunta a desactivar los pasivos remunerados y avanzar hacia una apertura cambiaria. Sin embargo, la presión de voces libertarias influyentes —Galperin incluido— mantiene la abolición del Banco Central como horizonte ideológico. La discusión, repleta de complejidades técnicas y políticas, promete seguir.