"Los argentinos vamos a seguir consumiendo carne, en distintas proporciones", asegura Miguel Schiariti, titular de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA) en el marco de la fuerte crisis económica que atraviesa el país, marcada por una inflación récord mensual en diciembre y anual en 2023 que, sin embargo, para el representante frigorífico no se trasladó directamente en una suba de precios en el área: "Me llama la atención que digan que hubo aumentos de precios en la carne".

"Me llama la atención que planteen que hubo 'fuertes aumentos' de precios en la carne. Si nos ponemos a mirar la historia del precio de la carne en el año 2023, estuvimos diez meses con precios prácticamente congelados; después, en octubre, hubo una recomposición de alrededor del 25% al 30%; y en el mes de diciembre, en la semana previa a la asunción de Javier Milei al gobierno, los precios se modificaron entre el 50% y el 60%. Pero después bajaron respecto de ese nuevo escalón y prácticamente se ubicaron en los valores previos", argumenta Schiariti en diálogo con El Bonaerense TV.

El retroceso en los precios devolvió a las carnes a un equilibrio, considera el referente del sector: "Hoy estamos en esos valores, no hay aumentos de precios en este momento". Pese a ello, reconoce que los productos "cuestan más caros que antes de octubre", cuando "la carne estuvo muy barata y a partir de allí subió". Sin embargo, los valores seguirán en alza durante el año: "Tengo una mala noticia para los consumidores: comieron un año carne muy barata. Para el mes de marzo o abril seguramente los precios van a aumentar de manera muy significativa".

De acuerdo con Schiariti, el estancamiento de los valores durante gran parte de 2023 no se debió a las medidas del entonces presidente Alberto Fernández. "Parecía que intervenía el gobierno y no era así. La sequía hizo que el productor ganadero se viera obligado a alimentar con cereal, lo cual acelera el proceso de engorde, y entonces tuvimos una sobreoferta de 15% durante todo el año. Se faenó un millón de cabezas de más. Los acuerdos de precios que supuestamente hizo el gobierno anterior con la industria nunca sirvieron de nada", fundamenta.

Al respecto, explica: "Era un acuerdo que hacían las cuatro cadenas de supermercados con un grupo de exportadores por una cantidad limitada de kilos. Esa carne se vendía exclusivamente en los supermercados, donde iba la clase media y alta, pero el común de los consumidores que compraba en la calle y en el local de cercanía nunca se veía beneficiada. Además, al Interior del país tampoco llegó, excepto en cuatro o cinco grandes ciudades. Los acuerdos eran nada más para hacer publicidad, no le servían a la gente que necesitaba realmente comprar carne más barata".