Sadio Mané, campeón de la Copa Africana de Naciones con Senegal, tiene una dura historia de vida. El atacante, que brilla en Liverpool, sufrió la extrema pobreza en su pueblo natal, Bambalí, y su familia no quería que juegue al fútbol. Hoy, con una carrera exitosa, colabora continuamente con el lugar donde vivió.

Sadio Mané comparte equipo con Mohammed Salah.

Por la Copa Africana de Naciones, Senegal venció a Egipto por penales, luego de empatar sin goles y se consagró campeón. En el encuentro se dio el duelo de dos jugadores que brillan en Liverpool: Sadio Mané y Mohammed Salah. Lo curioso es que a mediados de marzo, se volverán a enfrentar para dirimir quién irá al Mundial de Qatar 2022.

En dicho encuentro, el que se coronó fue Sadio Mané que, luego de errar un penal en los 90 minutos, se reinvindicó y fue el shooteador del último tiro que le dio el trofeo a Senegal. Sin embargo, el habilidoso futbolista tiene una historia muy dura: "Nací en un pueblito de Senegal llamado Bambali. Se me consideraba el mejor jugador del pueblo, pero nadie en mi familia quería que fuera futbolista. Y yo estaba totalmente convencido de que cuando me fuera podría serlo. Lo único que me preocupaba era cómo".

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El Mundial 2002 que tuvo a su país en cuartos de final fue el clic para que Mané se decida a intentarlo, a pesar de la extrema pobreza en la que vivía:  "Fue después de ese Mundial que me decidí a ser cada vez mejor. Pero mi familia tenía otros planes para mí. Recién cuando todo en mi vida giró alrededor del fútbol, empecé a convencerlos para que me dejaran ir a Dakar, la capital de mi país. Mis padres nunca tuvieron dinero para enviarme a la escuela".

Un día, el Metz de Francia fue a reclutar jugadores a Dakar. Mané, en ese momento, casi no pudo jugar por las pésimas condiciones en las que estaban sus botines y vestimenta. Sin embargo, cuando lo hizo quedaron asombrados. A partir de ahí, viajó al club sin avisarle a su familia. Recién, le contó cuando ya estaba ahí: "Hola mami. Estoy en Francia. Voy a jugar en el Metz. Si no me creés, podés prender la televisión y verme".

Ahora, ya asentado en el fútbol, Mané colabora continuamente con su pueblo natal, Bambalí. Ya construyó escuelas, hospitales y ayuda con dinero al lugar donde vivió. Sus gestos de solidaridad recorren por todo el mundo y, por eso, es admirado por miles de personas. A sus casi 30 años, el atacante sueña con ir al Mundial de Qatar 2022...


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