Cada año, miles de personas en Argentina sufren un Accidente Cerebrovascular (ACV), una de las principales causas de muerte y discapacidad en adultos. Lo que muchos desconocen es que hasta el 80% de los ACV pueden prevenirse con hábitos saludables y detección temprana.

El caso reciente de Alejandra “Locomotora” Oliveras, una mujer fuerte y deportista, nos recuerda que esta condición puede afectar a cualquiera. Por eso, es fundamental conocer cómo se produce un ACV, cómo detectarlo a tiempo y, sobre todo, cómo evitarlo.

¿Qué es un ACV?

Un Accidente Cerebrovascular (ACV) ocurre cuando el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro se interrumpe o se reduce. Esto impide que el oxígeno y los nutrientes lleguen a las células cerebrales, lo que provoca que estas mueran en minutos.

Existen dos tipos principales:

  • ACV isquémico: representa el 85% de los casos. Es causado por un coágulo que bloquea una arteria cerebral.
  • ACV hemorrágico: ocurre cuando un vaso sanguíneo se rompe y sangra dentro del cerebro.

Ambos requieren atención médica urgente. El tiempo es clave: cada minuto sin tratamiento puede empeorar las secuelas.

¿Cómo detectar un ACV? La regla de las 4 letras: 

“AHORA”

Saber reconocer los síntomas de un ACV puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. La regla “AHORA” es una herramienta simple y efectiva:

  • A – Asimetría facial: ¿Un lado de la cara se cae o está inmóvil?
  • H – Habla alterada: ¿La persona no puede hablar bien o dice palabras sin sentido?
  • O – Ojos y visión: ¿Hay pérdida de visión o visión doble repentina?
  • R – Rigidez o debilidad: ¿Un brazo o pierna pierde fuerza de manera repentina?
  • A – Actuar ya: Llamar al 107 (SAME) o al servicio de emergencias local de inmediato.

No esperes a que los síntomas pasen. Cada segundo cuenta.

¿Quiénes están en riesgo?

Aunque puede afectar a cualquier persona, existen factores de riesgo que aumentan la posibilidad de sufrir un ACV:

  • Hipertensión arterial (presión alta)
  • Colesterol elevado
  • Diabetes
  • Tabaquismo y consumo excesivo de alcohol
  • Sedentarismo
  • Obesidad
  • Estrés crónico
  • Fibrilación auricular u otros problemas cardíacos
  • Antecedentes familiares de ACV

Controlar estos factores con controles médicos periódicos es clave para la prevención.

¿Cómo prevenir un ACV?

La buena noticia es que hay mucho que podemos hacer para reducir el riesgo. Estas son las principales recomendaciones de los especialistas:

Alimentación saludable

  • Dieta rica en frutas, verduras, cereales integrales, pescado y legumbres
  • Evitar grasas saturadas, sal y azúcar en exceso

Actividad física regular

  • Al menos 30 minutos diarios de caminata, bicicleta, natación o ejercicios moderados

Dejar de fumar y limitar el alcohol

  • El cigarrillo duplica el riesgo de ACV
  • El consumo excesivo de alcohol también afecta la presión arterial

Controlar la presión, el azúcar y el colesterol

  • Chequeos médicos regulares
  • Medicación si es necesario

Dormir bien y manejar el estrés

  • Dormir al menos 7 horas
  • Practicar técnicas de relajación: meditación, yoga, respiración

¿Qué hacer después de un ACV?

La rehabilitación post ACV es fundamental para recuperar funciones físicas, cognitivas y emocionales. Cuanto antes se inicie, mejores son los resultados.

  • Terapias físicas, del habla y ocupacionales
  • Acompañamiento psicológico
  • Apoyo familiar y social

Conclusión

El ACV no avisa, pero sí da señales. Escuchar al cuerpo, mantener hábitos saludables y actuar rápido pueden salvar tu vida o la de un ser querido.

La historia de Alejandra Oliveras nos enseña que incluso los más fuertes pueden ser alcanzados. Pero también que, con conciencia y prevención, todos tenemos el poder de cuidarnos.