Desde la medianoche del miércoles, el gobierno de los Estados Unidos bajó sus persianas y se encuentra “cerrado” producto de la disputa partidista entre republicanos y demócratas que desembocó en la falta de acuerdo sobre el presupuesto que, a pesar de las intensas negociaciones, finalmente no fue aprobado.

Sin los fondos elementales para garantizar el funcionamiento de las estructuras nacionales, que incluyen desde dependencias gubernamentales hasta parques nacionales, miles de empleados públicos se han visto afectados y podrían ser suspendidos y hasta despedidos (en caso de no llegar a un acuerdo), en un hecho que no se veía desde 2019, cuando transitaba su primer mandato al frente de la Oficina Oval el actual presidente, Donald J. Trump.

Lo cierto es que, tras la confirmación del cierre del gobierno, desde la administración Trump no dudaron en apuntar contra los demócratas, a quienes acusaron de realizar exigencias “descabelladas” y de “forzar” el cierre del gobierno.

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Desde la administración Trump apuntaron contra el partido demócrata, al que acusaron de realizar exigencias “descabelladas” y forzar el cierre del Gobierno.

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Los demócratas han bloqueado el gobierno porque el presidente Trump no obligará a los contribuyentes a financiar la atención médica gratuita para inmigrantes indocumentados”, explicó la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, tras el fracaso de la negociación entre los dos partidos.

Mientras cerca de 750.000 puestos de trabajo están en riesgo, los trabajadores estatales considerados “esenciales” por el gobierno deben acudir a sus estaciones de trabajo y prestar labores, pero sin percibir el pago de sus salarios.

Aunque de momento no existe ningún anuncio confirmado, una de las especulaciones es que la administración Trump aproveche este “impasse” para realizar un amplio ajuste sobre la plantilla de empleo público.