Evo Morales, expresidente de Bolivia, ha generado controversia al advertir que si la oposición, identificada como "la derecha", gana las elecciones del 17 de agosto, "a ver si aguanta", sugiriendo una posible resistencia o incluso un golpe de Estado para defender los recursos naturales del país.

Esta declaración, realizada en un acto en la región cocalera de Cochabamba, se produce en un contexto de tensiones políticas tras su inhabilitación como candidato presidencial por el Tribunal Constitucional Plurinacional, que limita la reelección a un solo mandato adicional.

Morales manifestó que están dispuestos a defender el país de los supuestos intereses de algunos candidatos de “adueñarse” de los recursos naturales y advirtió que el movimiento indígena y popular va a defender “su amada Bolivia”.

Morales, quien gobernó entre 2006 y 2019, enfrenta además acusaciones legales, incluyendo una por presunta trata de personas, y ha perdido el control del Movimiento al Socialismo (MAS) a favor del presidente Luis Arce, lo que ha intensificado los conflictos internos y las protestas de sus seguidores.

Estos han realizado bloqueos y manifestaciones exigiendo su candidatura, causando al menos seis muertes y pérdidas económicas estimadas en más de 4.181 millones de dólares.

El gobierno de Arce ha acusado a Morales de intentar desestabilizar el país, mientras que sus seguidores denuncian persecución política.

Las elecciones están convocadas para el 17 de agosto y se estima que 7,5 millones de bolivianos concurran a las urnas para elegir presidente, vicepresidente, 36 senadores y 130 diputados.

El Tribunal Supremo Electoral registró diez candidaturas y según las encuestas de intención de voto, los candidatos opositores Samuel Doria Medina y Jorge Quiroga son los favoritos para ganar la elección. El sucesor de Morales, Andrónico Rodríguez, se ubica en tercer lugar según los sondeos.