La relación entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el magnate tecnológico Elon Musk, ha alcanzado un punto crítico tras semanas de cruces públicos que culminaron en una posible decisión simbólica: Trump analiza vender o regalar el vehículo Tesla que compró en marzo de 2025 como gesto de respaldo al entonces aliado. Este conflicto, que comenzó por desacuerdos sobre el proyecto de presupuesto impulsado por Trump, ha generado un impacto significativo en los mercados y en la percepción pública de ambos líderes.

El enfrentamiento se intensificó cuando Musk, CEO de Tesla, SpaceX y X, criticó duramente el proyecto fiscal republicano, calificándolo de “abominación repugnante” en su red social X. El plan, que abarca más de 1.000 páginas, propone recortes fiscales, mayores requisitos para acceder a ayudas sociales, aumento del gasto en defensa y seguridad, endurecimiento de la política migratoria y la eliminación de subsidios a energías renovables, incluyendo los créditos fiscales de hasta u$s7.500 para vehículos eléctricos, esenciales para la competitividad de Tesla frente a fabricantes chinos. Musk instó a sus seguidores a presionar a legisladores para bloquear la propuesta, argumentando que “arruinaría a Estados Unidos”.

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Tras su pelea con el magnate neoyorquino, Musk acusó a Trump de integrar la lista de Epstein.

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En respuesta, Trump arremetió contra Musk, sugiriendo la revisión de los millonarios contratos de SpaceX con el Pentágono y la NASA, que incluyen un acuerdo de u$s5.900 millones para lanzamientos de satélites y misiones espaciales. Desde su club de golf en Bedminster, Nueva Jersey, Trump afirmó que estos contratos representan “un subsidio considerable” y que el país “puede sobrevivir sin ellos”. Además, en su red Truth Social, el presidente ironizó: “Le deseo lo mejor a Musk”, tras advertir que la forma más fácil de ahorrar miles de millones es cancelar los subsidios a las empresas del magnate.

El impacto financiero fue inmediato. El jueves, las acciones de Tesla se desplomaron más del 14%, lo que resultó en una pérdida de aproximadamente u$s150.000 millones en su capitalización bursátil en solo tres horas, superando el valor de mercado de empresas como Starbucks. Para Musk, esto significó una reducción de u$s34.000 millones en su fortuna personal en un solo día, uno de los mayores desplomes individuales registrados. Aunque las acciones recuperaron un 3,6% el viernes tras rumores de una posible tregua, la incertidumbre persiste.

La disputa escaló aún más cuando Musk acusó a Trump de estar vinculado a los archivos de Jeffrey Epstein, insinuando que esta sería la razón por la que no se han hecho públicos, y pidió un juicio político contra el presidente, proponiendo al senador J.D. Vance como su reemplazo. Estas declaraciones, publicadas en X, generaron una ola de reacciones y profundizaron la fractura entre ambos, que hasta hace poco mantenían una relación cercana, con Musk actuando como asesor especial en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).Según informes de la Casa Blanca, se espera que ambos líderes mantengan una comunicación para intentar reducir la tensión, aunque Trump aseguró no estar interesado en una llamada con Musk.

El conflicto no solo afecta a Tesla, sino también a SpaceX, cuya cápsula Dragon es clave para las misiones de la NASA. Musk llegó a amenazar con desmantelar este proyecto, aunque luego se retractó tras críticas de sus seguidores.Este enfrentamiento expone la fragilidad de la relación entre el poder político y empresarial, y plantea interrogantes sobre el futuro de los contratos gubernamentales de Musk y la estabilidad de sus empresas en un contexto de creciente incertidumbre política y económica.