El accidente de un avión ruso ocurrido este jueves en la región de Amur, en el lejano oriente de Rusia, dejó un saldo devastador: no hubo sobrevivientes, confirmaron los servicios de emergencia locales tras hallar los restos de la aeronave.

El avión siniestrado es un An-24 operado por la aerolínea regional Angara Airlines, que realizaba un vuelo entre Jabárovsk y Tynda, con escala en Blagovéshchensk. A bordo viajaban 43 pasajeros y seis tripulantes, según informó en Telegram el gobernador de la región de Amur, Vasily Orlov.

Los restos del avión fueron localizados en la ladera de una montaña, a unos 15 kilómetros de la ciudad de Tynda, lugar próximo al destino final del vuelo.

Una de las particularidades que más llamó la atención de los equipos de rescate es que “no hubo reportes de la tripulación sobre problemas o fallas técnicas, y no se transmitieron señales de socorro”, indicaron los servicios de emergencia, citados por la agencia de noticias TASS.

Se esperaba que la aeronave contactara con los controladores de tráfico aéreo en un puesto de control cerca del aeropuerto de Tynda, pero nunca se registró ese contacto, lo que activó de inmediato los protocolos de búsqueda y rescate.

Las autoridades rusas ya iniciaron una investigación para determinar las causas del siniestro, mientras se lleva adelante el reconocimiento de las víctimas y el relevamiento del terreno. La tragedia conmociona al país, que en los últimos años ha tenido múltiples desafíos en materia de seguridad aérea, especialmente en zonas remotas como el extremo oriental del territorio ruso.