Juliana Marins, una turista brasileña de 26 años murió el sábado pasado tras caer desde un acantilado en el Monte Rinjani, un volcán activo de 3.726 metros en la isla de Lombok, Indonesia.

La joven, originaria de Niterói, Río de Janeiro, realizaba una exigente caminata de tres días junto a un guía y cinco excursionistas extranjeros cuando resbaló y cayó aproximadamente 600 metros, quedando atrapada en una zona rocosa de difícil acceso.

Durante cuatro días, equipos de rescate indonesios, apoyados por drones térmicos, intentaron llegar a ella, pero las adversas condiciones climáticas, como niebla densa, y el terreno escarpado complicaron las operaciones.

Inicialmente, se reportó que Marins estaba consciente, e incluso se le suministró agua y comida, pero el martes 24 de junio fue hallada sin vida.

Su familia confirmó la tragedia en la cuenta de Instagram @resgatejulianamarins, agradeciendo el apoyo recibido.

El gobierno brasileño, a través de su Ministerio de Relaciones Exteriores, calificó el incidente como una tragedia y coordinó con las autoridades indonesias desde la embajada en Yakarta.

El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva afirmó en la plataforma X haber "recibido con gran tristeza" la noticia del fallecimiento de la joven, que suscitó una gran conmoción en las redes sociales del país suramericano.

La familia de Marins denunció presuntas negligencias, alegando que el guía la dejó sola tras pedir descansar, lo que pudo contribuir al accidente.

El Monte Rinjani, el segundo volcán más alto de Indonesia es un destino popular pero peligroso, con antecedentes de accidentes fatales, como la muerte de un turista portugués en 2022 y un excursionista malasio en 2025.

La autopsia determinará la causa exacta del fallecimiento.

La historia de Marins, una publicista y mochilera apasionada por los viajes y los deportes extremos, conmovió a millones en Brasil, quienes siguieron los esfuerzos de rescate en redes sociales.

Además del dolor, dejó instalada una reflexión sobre los cuidados que deben garantizarse en este tipo de experiencias turísticas y la responsabilidad de quienes lideran actividades en entornos extremos.