13/05/2025
Villa Devoto despertó hace poco más de un mes al sonido de pan casero llegando cada mañana. Allí, en Nueva York 4144, abrió sus puertas A Lo Gordo, una hamburguesería de barrio que recupera el espíritu de las clásicas 'piletas' porteñas y lo reinterpreta con tres creaciones que ya hicieron historia en el barrio.
Panceta crujiente, doble smash y cheddar fundido son las estrellas de la Tatu, mientras que la Kevin suma cebolla crispy para redondear su jugosidad. La auténtica bomba sin excusas llega con la ALG, una triple carne coronada por panceta y cebolla caramelizada que al primer mordisco confirma por qué el local habla de 'bombas'. Cada una, a $15.900, llega acompañada de papas fritas hechas en el momento y salsas caseras que van del alioli al chimichurri picante.
El proyecto nació de la mano de tres vecinos: Julián, Alejandro y Jerónimo, quienes se propusieron ofrecer 'una hamburguesa de metro' sin renunciar a la calidad. La clave, explican, está en el bollo brioche -suave, esponjoso y apenas dulzón-, fermentado 24 horas en el propio local. 'Queríamos algo potente, pero con equilibrio entre carne, queso y acompañamientos', confiesa Julián mientras prepara un nuevo lote de panes.
El ambiente refuerza esa idea: una barra de madera clara, paredes grafiteadas con motivos urbanos y mesas comunales que invitan al encuentro. El primer fin de semana debió reponer stock tres veces; pocos vecinos tardaron en convertir A Lo Gordo en su tabla de salvación para cenas informales y encuentros de fin de semana.
Además de las 'bombas', el menú suma bastones de muzza ($12.000), nuggets con papas ($11.000) y una clásica porción de papas fritas ($10.000). Para acompañar, refrescos a $3.500; la limonada con jengibre casero ya cosechó sus adeptos.
Sentado en un banco junto a la ventana, Martín, residente de Devoto, resume la experiencia: 'La mejor hamburguesa del barrio por lejos. El pan, la carne aplastada y el cheddar hacen magia. Y encima está a diez cuadras de casa'.
A Lo Gordo abre de martes a domingos, de 11:30 a 00:00. Con su propuesta honesta y precios accesibles, se perfila como el nuevo secreto foodie de Villa Devoto, un rincón donde cada mordisco sabe a encuentro de barrio y buena sazón porteña.
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