16/05/2025
El termómetro de la industria marca enfriamiento: la capacidad instalada cae a su punto más bajo en un año
La industria argentina profundiza su desaceleración. En marzo de 2025, la utilización de la capacidad instalada cayó al 54,4%, el nivel más bajo registrado en los últimos doce meses, de acuerdo con el informe publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Esta cifra, más allá de su lectura técnica, representa una señal de alarma sobre el nivel de actividad fabril, la eficiencia del aparato productivo y la salud de la economía real.
El indicador, que mide qué proporción de la capacidad productiva total está siendo efectivamente utilizada por las fábricas, ofrece una fotografía precisa de la dinámica industrial. Su retroceso refleja una combinación de factores estructurales y coyunturales: caída del consumo interno, mayores costos de financiamiento, descenso en los pedidos del mercado local, y una competencia creciente de productos importados, especialmente en segmentos sensibles.
Sectores críticos: bajo el promedio general
La debilidad en el uso de la capacidad instalada fue particularmente marcada en sectores intensivos en empleo y orientados al mercado doméstico. Entre ellos:
Estos sectores son, en su mayoría, pymes o cadenas de valor de fuerte arraigo regional, que dependen de la demanda interna, la previsibilidad regulatoria y el acceso al crédito. El freno en sus operaciones puede repercutir directamente en el empleo, el consumo y la recaudación tributaria, generando un círculo vicioso difícil de revertir sin intervención estratégica.
Los que resisten: petróleo, alimentos y papel
No obstante, algunos sectores lograron sostener niveles superiores al promedio nacional, principalmente gracias a la demanda externa, contratos de abastecimiento estables o integración vertical. Entre ellos:
Estos rubros presentan mayor resiliencia ante la volatilidad del mercado interno, ya sea por su perfil exportador, su integración con sectores primarios o por operar con estructuras de escala que permiten mayor amortiguación ante shocks macroeconómicos.
Lectura empresarial y advertencias futuras
Desde diversas cámaras industriales, como la UIA, ADIMRA, FISFE y la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (UIPBA), se interpreta este informe como una señal clara de enfriamiento productivo, que requiere respuestas concretas en tres ejes:
El panorama es especialmente complejo para las pequeñas y medianas empresas manufactureras, muchas de las cuales ya operaban en niveles de subsistencia durante 2023 y ahora enfrentan un escenario donde los niveles de uso de planta se acercan peligrosamente al umbral de ineficiencia operativa.
Lo que se juega en el segundo trimestre
El desempeño industrial en los próximos meses estará condicionado por la evolución de variables clave:
En ese marco, la articulación público-privada será fundamental para reactivar el uso de capacidad ociosa, contener la pérdida de empleos y evitar una mayor concentración del aparato productivo en unos pocos sectores exportadores.
La industria argentina, históricamente motor de crecimiento y empleo, hoy necesita señales claras, herramientas efectivas y un horizonte de previsibilidad para reactivar su potencial.
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