15/04/2025
El licenciado Leonardo de Vincentiis, Director de Enfermería de la Fundación Iberoamericana de Salud Pública, reflexiona sobre el consumo problemático y el rol silencioso, pero fundamental, de quienes están en primera línea.
Por
Leonardo de Vincentiis
Frente al consumo problemático, muchas veces la clínica no alcanza para detectar lo que realmente sucede. Según el licenciado Leonardo de Vincentiis, Director de Enfermería de la Fundación Iberoamericana de Salud Pública, es fundamental aprender a leer entre líneas, algo que una enfermera o un enfermero puede hacer al estar presente, escuchando más allá del motivo de consulta. En esa tarea, la enfermería despliega una habilidad que trasciende protocolos: escuchar, observar y conectar.
El consumo problemático no siempre se presenta como tal. No aparece anunciándose con carteles ni diagnósticos definidos. A veces se expresa como un insomnio que persiste pese a los tratamientos, como una ansiedad disfrazada de taquicardia, como una tristeza que no logra decirse en palabras. Otras veces se manifiesta en la reiteración de ausencias a turnos, en excusas vagas, en cambios bruscos de humor, o en una mirada que esquiva. Y sin embargo, detrás de esos signos hay un proceso que pide ser comprendido.
El consumo problemático como síntoma invisibilizado y la enfermería como herramienta
Según datos del
Observatorio Argentino de Drogas, más del 30% de los jóvenes adultos
consumieron alcohol en exceso en el último mes, y en adolescentes esa cifra es
aún mayor. Pero lo más relevante no es la estadística, sino lo que revela: la mayoría de quienes tienen un consumo
problemático no se perciben a sí mismos como personas con un problema de salud.
Por eso no consultan. Por eso no llegan a tiempo. Y por eso el rol de la
enfermería puede marcar la diferencia.
En muchos casos,
el primer indicio no lo da un examen, sino un gesto. Un comentario al pasar,
una contradicción en el relato, una expresión corporal que no concuerda con lo
que se dice. Y es ahí, en esa micro escena muchas veces inadvertida, donde la enfermería puede hacer prevención
primaria real.
"Quienes trabajamos en enfermería lo sabemos: no siempre contamos
con tiempo extra, pero muchas veces sí con una presencia significativa. Estamos
ahí cuando otros ya se fueron, cuando se apagan las luces del consultorio,
cuando alguien decide bajar la guardia y animarse a hablar. Y esa es una
oportunidad clínica y humana que no podemos desaprovechar", indica de Vincentiis.
Además, el
profesional cuenta que "Como profesional,
me interesa profundamente fusionar la
práctica cotidiana con la teoría que fundamenta nuestra disciplina, porque
ahí es donde la enfermería se afirma no sólo como ciencia, sino como arte del
cuidado. Las teorías de enfermería
no son ideas abstractas: son marcos que ordenan la mirada y nos permiten actuar
con sentido. En este caso, la Teoría de
las Transiciones de Afaf Meleis resulta especialmente útil".
Comprender las transiciones humanas: una clave para interpretar el consumo y ampliar el rol de la enfermería
Meleis, enfermera
americana, sostiene que todo ser humano atraviesa transiciones: cambios en el
estado de salud, en el entorno familiar, en los roles sociales. Estas
transiciones pueden ser esperadas o abruptas, elegidas o impuestas. Pero todas
conllevan una carga emocional, simbólica
y práctica que puede generar desequilibrio. Cuando ese proceso no es
acompañado, el cuerpo y la mente buscan salidas. Y muchas veces, la vía de
escape es un consumo: una forma -imperfecta, pero inmediata- de regular lo que
no se puede sostener.
Algunos ejemplos
reales:
Un adolescente que repite de
año y comienza a faltar al colegio. Nadie se da cuenta hasta que aparece con
signos de intoxicación. Detrás del consumo, hay una transición de identidad no sostenida: la pérdida de
autoestima, la desconexión social, la falta de un referente.
Una mujer de 50 años que, tras
cuidar a su madre durante años, se queda sola tras su fallecimiento. Comienza
con consumo de ansiolíticos y luego de alcohol. Detrás de ese patrón, hay una transición de rol mal procesada:
de cuidadora indispensable a mujer invisibilizada.
Un hombre de 35 años con
diagnóstico reciente de diabetes tipo 2 que abandona los controles y se vuelve
irritable. Al indagar, descubrimos un uso sostenido de cannabis para
"calmarse". Aquí, la transición de salud
genera una crisis de identidad y de hábitos no acompañada.
Cuando
comprendemos las transiciones, entendemos
al consumo como un síntoma, no como una falla moral, y al mismo tiempo
abrimos la puerta a intervenciones más humanas, más efectivas y menos
estigmatizantes.
Desde esta
perspectiva, el rol de enfermería trasciende
la técnica. Se vuelve guía, testigo, acompañante. En la atención primaria,
podemos generar espacios de escucha sin juicio. En los hospitales, observar y
registrar cambios conductuales que ameritan atención. En la visita
domiciliaria, ver lo que el consultorio no muestra: vínculos, dinámicas
familiares, silencios.
¿Qué puede hacer un profesional de enfermería frente a un consumo problemático?
Observar signos sutiles y contextuales,
no sólo síntomas médicos.
Hacer preguntas abiertas, desde el
respeto y sin imponer respuestas.
Evitar el lenguaje estigmatizante,
dentro del equipo y con los pacientes.
Conocer las redes locales de
asistencia, derivación y acompañamiento.
Educar desde la cercanía, no desde la
superioridad.
Sostener vínculos de confianza, porque
sin vínculo no hay posibilidad de ayuda duradera.
A veces, una sola
pregunta -"¿cómo estás de verdad?"- puede interrumpir una cadena de
ocultamiento y abrir una posibilidad de cuidado. Una frase, una mirada sincera,
un silencio respetuoso. Porque no todo empieza con una medicación: muchas
veces, empieza con una conversación.
En un sistema que
muchas veces corre detrás de la urgencia, la
enfermería tiene el privilegio del tiempo situado y del contacto real. Ese
contacto es una herramienta clínica. Es diagnóstico temprano. Es una prevención
concreta.
Cuando el consumo
problemático es un grito sordo, una enfermera o un enfermero puede ser esa voz
que no juzga, esa mano que no suelta,
esa presencia que, sin necesidad de protagonismo, cambia el rumbo de una historia.
Sobre FISP
La Fundación
Iberoamericana de Salud Pública (FISP) es una Organización no Gubernamental
sin fines de lucro dedicada a la formación, investigación y divulgación en el
campo de la salud. Ofrece capacitaciones 100% online para profesionales de la
salud, con una doble titulación otorgada por la Fundación y la Facultad de
Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Con un equipo docente
compuesto por expertos destacados, FISP ha formado a más de 1.500 alumnos en
diversas áreas de la salud, promoviendo el acceso a una formación de calidad y
actualizada.
Además de su labor académica, FISP es un multimedio que
produce contenido audiovisual en redes sociales, abordando temas de salud,
bienestar y actualidad. A través de sus programas y entrevistas, la Fundación
busca concientizar y educar a la sociedad sobre la importancia de la salud
pública, brindando información clara y accesible para todos.
Sobre Leonardo de Vincentiis
Director de Enfermería - Fundación Iberoamericana de
Salud Pública.
Licenciado en Enfermería con Especialización en
Enfermería Oncológica (Universidad Austral), Certificado en Monitoreo de
Ensayos Clínicos (FEFYM) y Coach Ontológico (Axon Training).
Redes sociales:
LinkedIn:
leonardodevincentiis
Instagram: lic.leodevin
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