15/05/2024

opinion

Después de la bajada inflacionaria

Por
Matías Frati

Ahora hay que esperar el reacomodamiento. Mes a mes los precios seden presión sobre los bolsillos y, aunque no dejan de aumentar, las subas son menos bruscas. Pronósticos cumplidos, sacrificios importantes y un deseo fundacional del Gobierno: que la sociedad aguante el dolor de una cirugía a corazón abierto.

Tal como lo veníamos anticipando en esta misma columna, la inflación empieza a desacelerarse de manera contundente.

La mayoría de los analistas podrían echarle culpas a la recesión. La pregunta es ¿alguien suponía que podría reducirse el escalofriante nivel inflacionario sin enfriar la economía? La verdad es que esa es una respuesta retórica.

Ayer, martes, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) confirmó que la medición de abril dio 8,8%. Y muestra con absoluta contundencia un descenso fuerte desde que asumió el actual Gobierno, y fundamentalmente desde el fogonazo de precios de diciembre, donde el IPC marcó 25,5%. Más tarde vendría la inflación de enero en 20,6%; luego la de febrero con 13,2% y marzo con 11%.

Así y todo, no hay que perder de vista que el dato de abril sigue siendo alto. Pero para hacer una analogía, alcanza con decir que, si se tratase de un paciente en estado crítico, el país viene saliendo de un coma profundo y empezó a tener algunos síntomas de recuperación. Las secuelas se podrán ver más adelante, si empieza a caminar y de que manera lo hace. Lamentablemente en esta imagen difusa de comparaciones, las secuelas son las personas y las pymes que quedarán en el camino.

Exceso de euforia

Desde el Gobierno no disimularon la alegría de los datos. El Presidente Javier Milei usó su cuenta de X para poner una foto suya abrazando al ministro de Economía, Luis Caputo, en un posteo donde solo pone una expresión muy futbolera: "Goooool". Obvia referencia al festejo de una conquista que para Milei es bajar el IPC.

El economista José Luis Espert respaldó los datos y explicó, también por X, que la receta para bajar la inflación está dada en dos pilares: "déficit 0 y emisión monetaria 0".

Más elocuente estuvo el vocero presidencial Manuel Adorni, también de raíz economicista en su disciplina de base, quien señaló que "la inflación se está pulverizando y tiene su certificado de defunción firmado".

Para observar hay otros dos datos: la inflación núcleo, aquella que no contiene los servicios públicos regulados ni los precios con estacionalidad, midió 6,3% y como en mayo tampoco habrá aumento de servicios, es de esperar que siga a la baja; el otro dato es que el rubro alimentos tuvo un incremento del 6%, casi tres puntos porcentuales que el resto de la medición global.

Esto último se explica por dos razones fundamentales. La primera es que la gente está cuidándose mucho en los consumos y la segunda es que los precios se remarcaron en diciembre con una estimación del dólar esperado a $ 2.000 y en la actualidad está en la mitad de eso. Aunque no hubo retracción en la mayoría de las familias de productos sí es cierto que el consumidor no va detrás de esos productos que quedaron caros. A la corta o a la larga, el mercado termina ajustando per se.

Pronósticos que se cumplen

Antes de que se conocieran estos datos oficiales, tanto el Banco Central de la República Argentina (BCRA) a través del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) como la mayoría de las consultoras o entidades privadas, había anticipado que el IPC de abril estaría en un solo dígito.

El REM daba 9%. La consultora C&T reveló que en abril hubo un aumento de precios del 8,7%. En el caso de Eco Go, relevaron que la inflación del cuarto mes del año estaría entre el 8% y el 9%. La consultora Invecq, en tanto, aportó que la inflación correspondiente al mes de abril se ubicó en 9,5% mensual. En la otra punta, el IPC ESEADE registró una suba mensual del 7,7% en abril, reflejando la menor variación. Y el índice elaborado por la Fundación Libertad y Progreso arrojó un aumento de 8,4%.

Aprovechando la volada

Un viejo refrán reza "a mar revuelto, ganancia de pescadores". Y eso es lo que está aprovechando a hacer el Gobierno, al bajar drásticamente la tasa de interés.

Casi al mismo tiempo que se conocía la baja de la inflación desde el BCRA anunciaban otra caída de 10 puntos porcentuales para la tasa de referencia de política monetaria, que la ubicó en 40%.

Esto, como en casi todas las cosas, tiene dos aspectos fundamentales. Mientras los ahorristas lograrán menos rendimiento por mantener su dinero en las arcas de las entidades, los titulares de créditos a tasa variable podrán ser favorecidos con menor carga de intereses, algo que también se trasladará a las tasas que cobran las tarjetas de crédito para la financiación de las compras a plazos de parte de los clientes. Esta es una buena noticia para los consumidores y para los comerciantes, que muchas veces ofrecen "cuotas sin interés" asumiendo el costo ellos de esos intereses con la única finalidad de vender. Si lo hacen ahora, la carga les será menos onerosa.

Tal y como lucen las cosas, no queda más que decir que el camino para bajar la inflación es duro, pero casi obligado. Y como siempre sostenemos, era casi inevitable que se transitara. Lo deseable es que las consecuencias sean las menos posibles.


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