La emblemática fábrica de ladrillos Loimar, ubicada en Tandil, ha detenido su producción debido a la caída en las ventas, lo que ha generado un clima de incertidumbre y tensión entre sus trabajadores. La empresa, reconocida en la región por su papel fundamental en la industria de la construcción, enfrenta un difícil escenario económico que pone en riesgo su continuidad operativa.

Según fuentes internas, la decisión de frenar la producción se debe a la drástica disminución de la demanda en el mercado de materiales de construcción, lo que ha impactado directamente en los ingresos de la compañía. Esta situación ha llevado a los directivos a reducir al mínimo las operaciones, mientras evalúan posibles estrategias para enfrentar la crisis.