09/05/2025
La decisión sobre dónde vivirá el nuevo pontífice no es solo una cuestión logística, sino una señal sobre cómo pretende ejercer su papado.
A sus 69 años, el recientemente elegido Papa León XIV se enfrenta a una de las primeras decisiones con fuerte peso simbólico: dónde establecer su residencia oficial. ¿Mantendrá la tradición milenaria del Palacio Apostólico o seguirá el ejemplo de su predecesor, el Papa Francisco, eligiendo la Casa de Santa Marta, un espacio más modesto y cercano?
Aunque podría parecer un detalle menor, esta elección representa una declaración de principios y marcará el tono de su pontificado. Además de las preferencias personales, influyen factores como la organización interna del Vaticano y los usos protocolarios.
La Domus Sanctae Marthae, más conocida como Casa de Santa Marta, fue construida en 1996 por iniciativa de Juan Pablo II para alojar a los cardenales durante los cónclaves. Sin embargo, en 2013, Jorge Bergoglio cambió la historia al convertirla en su hogar durante todo su papado.
"Estoy acostumbrado a vivir en comunidad, necesito estar con los demás", explicó el Papa Francisco al justificar su decisión. Este gesto marcó un quiebre en la tradición papal, evidenciando una clara opción por la austeridad y el contacto cotidiano con el pueblo.
El edificio cuenta con 129 habitaciones distribuidas en cuatro pisos, además de un apartamento de representación. Fuera del período de cónclave, también sirve para alojar a cardenales y prelados visitantes.
Más allá de su función actual, Santa Marta tiene una historia profunda y humanitaria: fue hospital durante la epidemia de cólera de 1881 bajo León XIII, y refugio de judíos perseguidos durante la Segunda Guerra Mundial por orden de Pío XII.
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El Palacio Apostólico, en cambio, representa la residencia tradicional del papa desde hace siglos. Este majestuoso complejo alberga las oficinas de gobierno del Vaticano, capillas, museos y más de 1.000 habitaciones, siendo un emblema de la autoridad papal.
Aunque el papa Francisco continuó utilizando este espacio para eventos oficiales como las audiencias y la oración del Ángelus, nunca lo habitó de forma permanente.
En contraste con Santa Marta, el Palacio refleja una visión más institucional y solemne del rol papal, cargada de historia, poder simbólico y tradición.
Discreta. La habitación en la que dormía el Papa Francisco dentro de la Residencia de Santa Marta (Foto: L'Osservattore Romano).
La elección de León XIV no pasará inadvertida. La residencia que seleccione será interpretada como un mensaje de su visión pastoral, ya sea por la continuidad con la línea austera de Francisco o un eventual retorno a la solemnidad tradicional del Palacio Apostólico.
Más allá de lo práctico, se trata de un gesto con un alto contenido simbólico, capaz de reflejar cómo entiende el nuevo pontífice su relación con los fieles y con el mundo.
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