08/05/2025
Exobispo de Chiclayo y prefecto del Dicasterio para los Obispos, su perfil combina experiencia latinoamericana, moderación pastoral y cercanía al legado reformista del papa argentino, aunque enfrenta críticas por presunto encubrimiento de abusos.
Robert Francis Prevost fue elegido como nuevo papa tras una nueva ronda de votaciones en el Vaticano y se convirtió en el segundo Papa de los Estados Unidos en alcanzar la máxima responsabilidad de la Iglesia Católica.
Nacido en Chicago en 1955, y con ciudadanía peruana, León XIV se convirtió en el sucesor de Jorge Bergoglio, el Papa Francisco durante el segundo día de votaciones del cónclave para elegir su reemplazante, tras su fallecimiento el pasado 21 de abril.
Prevost ingresó a la Orden de San Agustín en 1977, donde estudió filosofía y teología en la Catholic Theological Union y posteriormente en Roma, donde se doctoró en Derecho Canónico. Ordenado sacerdote en 1982, su derrotero lo llevó a ser misionero nada más ni nada menos que en Perú, en Chulucanas, Trujillo, una de las regiones más pobres del país.
Durante su gestión (2015-2023), fue vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana y administrador del Callao, ganándose el respeto por su cercanía a las periferias. En 2023, Francisco lo llamó al Vaticano, nombrándolo cardenal y líder del Dicasterio para los Obispos, un cargo clave en la selección de obispos globales.
El cardenal norteamericano Robert Francis Prevost.
Su perfil lo posiciona como un "puente" entre la Iglesia institucional y la popular, entre el Norte global y el Sur, según Religión Digital. Su español fluido, su defensa de la sinodalidad y su compromiso con los migrantes-evidenciado en críticas a las políticas migratorias de Donald Trump en X-lo alinean con el legado de Francisco. En Vatican News, Prevost elogió la visión de una "Iglesia pobre para los pobres", reforzando su imagen como continuador del papa argentino. Sin embargo, su nacionalidad estadounidense genera resistencias, ya que ningún papa ha provenido de una superpotencia, por temores a influencias geopolíticas, como señaló Crux.
A esto se suman controversias: durante su tiempo en Chiclayo, fue acusado de encubrir casos de abuso sexual en la diócesis, según La Nación. Aunque la diócesis negó las acusaciones y no hay cargos formales, estas denuncias mediáticas, amplificadas por sectores conservadores opuestos a su candidatura, podrían afectar su imagen en un cónclave donde la tolerancia cero al abuso es crucial. Religión Digital calificó estas críticas como "bulos" de rigoristas, pero el tema sigue siendo un obstáculo.
La diócesis de Chiclayo negó categóricamente todas las acusaciones, y apuntó a que la renovada campaña de desprestigio contra Prevost previa al cónclave estaba relacionada con la salida -presentada como renuncia- de José Antonio Eguren, exarzobispo de Piura y miembro destacado del movimiento católico ultraconservador Sodalicio de Vida Cristiana (SCV), con base en Perú y disuelto en enero pasado por decisión de Francisco por casos de abusos y maniobras financieras opacas.
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