03/01/2024

Editorial

Reforma de la Ley Federal de Pesca: Todos en la misma media red

Por
Mundo Poder

Quieren tocar un negocio que lleva ingresados más de 1.600 millones dólares al país. Impulsan una reforma de la Ley Federal de Pesca para abrir los mares a licitaciones internacionales que podrían operar el recurso nacional. Rechazo amplio desde la industria.

Otra vez la palabra desconocimiento llena la boca de los empresarios marplatenses de la pesca, cuando intentan explicar lo que ocurre con la Ley de Pesca que pretende modificar el Gobierno nacional.

A números de noviembre, la pesca como actividad generó u$s 1.644 millones por la exportación de 451.393 toneladas de producto nacional. Esto se logró con una industria que tiene, para sí, pocos jugadores -en comparación con otras industrias- pero que logran resultados importantes: 806 permisos pesqueros, casi 800 establecimientos con capacidad para abastecer mercado interno y exportaciones. Entre todo el sector se cuentan poco más de 37.000 puestos de trabajo.


La polémica se desató luego de que se conociera la elevación de la "Ley Ómnibus" impulsada por el Presidente Javier Milei, y en este tema -como en muchos otros- la reacción de los actores de la actividad fue generalizada.

Desde los empresarios, que con las modificaciones sienten que se perjudican en sus negocios, hasta los trabajadores, que advierten que por consecuencia de lo primero ellos también serán perjudicados, todos repudiaron el proyecto.

Para peor, la canciller Diana Mondino no fue certera en las declaraciones que hizo en una entrevista televisiva, confundiendo la pesca post milla 201 con el pago de impuestos y la generación de empleo.

En este caso como en otros anteriores, la pesca no cuenta con referentes de peso en el Gobierno que sepan y puedan coadyuvar a una visión concreta y real de la industria, sus potencialidades y por donde cobrar más, si se quisiera.


¿Por qué generó tanto rechazo la propuesta de modificación de la ley? Porque impulsa cuestiones graves como la licitación de espacios de mar para ser explotados por empresas extranjeras sin el requerimiento de contratar mano de obra nacional, por ejemplo, y porque modifica el sistema de cuotas por flotas y reabre una amplia discusión sobre los permisos de pesca, algo que siempre es sumamente espinoso y complejo. Ergo, con la caja de pandora abierta, las cajitas que van saliendo de adentro son todas en sentido equivocado al de mantener la actividad y darle el impulso que necesita para mejorarla y hacer más productiva.

Muy grave para la industria nacional es que, además, se esté planteando una licitación internacional de los cupos de capturas por especies, donde la merluza será el recurso que más intentarán coptar los capitales extranjeros. Si a eso se le suma el langostino -que en los últimos años salvó los números de las empresas- y el calamar, la industria nacional pesquerá quedará desguarnecida en su actividad y el empleo local y nacional seriamente dañado.

En síntesis, no hay que romper lo que está sino mejorarlo para hacer de la industria pesquera un puntal de crecimiento de las economías regionales y dotarla de la capacidad de innovación y tecnología que le permita generar mejores productos para el desarrollo nacional.

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