05/06/2024
Por
Rocío Kalenok
Con un 50% de imagen positiva para Javier Milei, la segunda mitad del año arranca con dificultades. La política condiciona a la economía y limita las expectativas de quienes apoyan el plan de gobierno.
Superávit, recaudación y paquete fiscal
Después de la media sanción en
Diputados para la fórmula de movilidad jubilatoria, Javier Milei advirtió que
no va a entregar el equilibrio fiscal de ningún modo. Las declaraciones llegan
pegadas al dato de recaudación del mes de mayo.
Ese dato se convierte en
importante porque de él depende el superávit fiscal que el presidente dijo
estar dispuesto a defender a puro veto si así se requiriera.
En términos simples, el superávit
significa que el Estado recauda más de lo que gasta o bien gasta menos de lo
que recauda. En el mes de mayo la recaudación aumentó por encima de la
inflación y después de tres meses de caída; representando un crecimiento de
320,9% en términos nominales y 8,1% en valores reales.
Esto representa un alivio momentáneo para el gobierno y también para las provincias por el aumento en la transferencia de fondos, pero hay algunos economistas que advierten sobre los factores excepcionales de ello.
IVA, impuestos de créditos y débitos bancarios, impuestos que reflejan de manera más directa lo que pasa con el consumo, siguen en caída y se convierten en la muestra de lo que está pasando con la actividad económica.
Para poder sostener el superávit y saliendo de los factores mencionados, el Gobierno necesita aprobar el paquete fiscal por el impacto directo que tendrían esas modificaciones en la recaudación. Más allá de si es o no sostenible, podría llegar a haber una mayor flexibilidad con el gasto durante el segundo semestre; claro está que de eso depende también lo que suceda en el plano político, en la relación con los gobernadores y los representantes del Congreso.
Inflación
Mientras se aguarda por el número
oficial del mes de mayo, que se sabe será por debajo del 8,8% de abril, los
analistas ya piensan en que sucederá durante el mes de junio.
Este mes trae aumentos de todo
tipo: tarifas de servicios, combustibles, transporte, peajes y otros que
impactarán significativamente en el cálculo final.
Si se rompe la tendencia a la
baja, será un problema por el cambio de expectativas. El relato en torno al
descenso de la inflación es un hito fundacional en el discurso del Gobierno y
tanto Javier Milei como su equipo económico saben que está entre los temas de
conversación dominantes en la cotidianidad de los argentinos.
El problema irá más allá de lo
que propiamente suceda este mes. La cuestión está a partir de las expectativas
sobre el número en el que logrará anclarse la inflación; entendiendo que
niveles más altos dejarían atrasado el crawling peg y un aumento en el crawling
también alimentaría la inflación.
Uno de los objetivos del gobierno
es que la inflación se estabilice en relación al 2% del crawling peg y no se dé
una situación a la inversa que sería uno de los peores panoramas para la
gestión.
Si la inflación se estabiliza en
niveles del 4% o 5% y el gobierno mantiene la política del crawling al 2%
mensual, se tendría una relativa calma porque si bien habría algo de atraso no
sería tan sustancial como si la inflación se estabiliza en niveles del 6% o 7%.
Lo que algunos economistas plantean es que si con este nivel de recesión, caída
de consumo y con este tipo de cambio, no se logra una estabilización de la
inflación a niveles del 5% sería un fracaso económico y el costo político sería
alto.
Una inflación del 5% o menor a ese número sería percibida como baja y podría incluso sostener el descenso en cuanto a expectativas. Una estabilización en números mayores a ese, podría ser una señal peligrosa y origen de cuestionamientos para sectores que apoyan el programa.
Dólar
Para muchos economistas era más
que esperable que en algún momento las cotizaciones se movieran. Básicamente
por un valor que desde diciembre no se había movido en relación a la inflación.
Más allá de que entiendan que ese movimiento es normal nunca es un buen título
para los espectadores; sobre este punto todavía ven coletazos en lo que
entienden ha sido una excesiva baja en la tasa de interés que el gobierno
pretende seguir bajando y por las reacciones negativas no está seguro de
proceder. Más allá de eso, el mercado se siente más cómodo con un piso de $1100
para el dólar y un techo que, se cree, no rompería por ahora el pico máximo.
Lo que preocupa más es la caída de bonos y acciones, motivada por el contexto político, la gobernabilidad y la sostenibilidad de los cambios que pueda imponer el gobierno. Las dificultades para pasar la Ley Bases y la facilidad con la que la oposición logra establecer una agenda distinta a la que plantea el oficialismo. Mayor ruido político, trae mayor volatilidad.
Recesión, salarios y empleo
Si se llegó al piso de la caída
en la actividad, la pregunta es por cuánto tiempo habrá un estancamiento,
descartando una recuperación en "V".
Proyecciones recientes de
consultoras prevén que la actividad económica va a seguir estancada hasta el
último trimestre. Durante los primeros tres meses hubo caída. El segundo y el
tercer trimestre podrían promediar un estancamiento de esa caída porque si bien
algunos sectores (como el agro) mostraron una pequeña recuperación, no van
todos al mismo ritmo. Ahora la expectativa está en el último trimestre del año,
pero en el medio cómo el Gobierno llegará políticamente al cierre del primer
año de gestión y qué impacto puede tener eso en la economía.
Si la recuperación llega en los
últimos meses del año, ¿qué va a pasar con los sectores y las empresas que no
puedan sostener los puestos de trabajo?
En un contexto de estancamiento
de la actividad, ¿qué tan fácil será que esos empleados que queden sin trabajo
consigan otros?
Si el salario deja de caer en
términos reales pero las tarifas aumentan, ¿cuándo se volcarán esos pesos al
consumo?
Y sobre todo pensando en la
importancia de la legitimidad del ajuste para poder llevarlo a cabo, ¿durante
cuánto tiempo Javier Milei puede sostener su imagen positiva?
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