19/05/2025
El sonido de las piezas con el roce del tablero. Un silencio intenso, apenas cortado por el respirar de los jugadores y un murmullo de los coordinadores o los pocos espectadores.
El click del reloj, que cambia a medida que los
contrincantes avanzan en la partida. En una partida de ajedrez se pueden
percibir todos estos sonidos. Pero, hoy en día, ya no forman parte de la
cotidianeidad del ajedrecista, o al menos de su trabajo profesional. Todos
pueden traducirse a una computadora: un tablero con las casillas verdes y
blancas, con un reloj digital y sonidos artificiales que cambian según la
plataforma, para simular lo que antes era algo único para el mundo del ajedrez.
Dos palabras que llegaron para transformar este deporte: inteligencia
artificial.
Los constantes cambios tecnológicos afectan la vida
cotidiana de las personas en diferentes niveles. Pero pocas actividades
profesionales, principalmente en el deporte, sufrieron tantas modificaciones
como el ajedrez. La Inteligencia Artificial (IA) benefició al crecimiento de la
popularidad de este juego y al desarrollo de mejoras en su entrenamiento y
práctica.
Estos procesos de transformación comenzaron mucho
antes del surgimiento de los grandes programas que se conocen hoy en día, sino
que cerca de 1980 la inteligencia artificial ya era una cuestión a tener en
cuenta para los ajedrecistas. 'Está en nuestra naturaleza la constante
necesidad de evolucionar y mejorar nuestro desarrollo cognitivo, y es eso lo
que hace cercano a la inteligencia artificial, ya que nació para resolver
problemas de una manera similar a la inteligencia humana', afirma Sergie Code,
miembro de la Sociedad Argentina de Inteligencia Artificial (SAIA). La cercanía
entre el ajedrez y este campo de la ciencia informática se da porque para cada
movimiento del juego siempre existe una infinidad de posibilidades, y la toma
de decisiones de manera eficiente es fundamental para ganar.
A Sergie, a sus ocho años, le daba intriga ese juego
silencioso que observaba mientras sus padres y tíos jugaban en cada reunión, e
intentaba analizarlo para entender de qué se trataba. Ya de más grande, se
animó a jugar torneos como parte de las actividades extracurriculares del
colegio; su interés por descubrir lo técnico del ajedrez lo llevó a estudiar
una carrera. Trabaja como líder de un equipo de IA para una empresa de software
estadounidense y además divulga noticias de tecnología en redes sociales. 'Siento
que la programación y el ajedrez tienen algo en común.
Está relacionado con eso de exprimir el lado
cognitivo para sacar lo mejor de mí', cuenta. Además de usar su espacio
oficina-estudio para grabar videos de cursos de programación para su canal de
YouTube, es ahí donde juega ajedrez online. Es que esta práctica se remonta
tiempo atrás de los constantes avances tecnológicos que se ven hoy en día, sino
que la búsqueda por llevar a este juego a otro nivel se puede ver desde hace
más de 40 años.
Garry Kasparov, uno de los jugadores más importantes de la historia, aseguró en la década del ochenta que la IA jamás alcanzaría el nivel de los Grandes Maestros (máximo nivel profesional del ajedrez). Como era de esperarse con estos avances constantes, Kasparov perdió contra Deep Blue, el primer motor de ajedrez inteligente, en 1996. En base a esta búsqueda de perfeccionar y evolucionar el ajedrez, se han creado los motores de inteligencia artificial, utilizados para entrenamiento y estudio de un juego que es cada día más popular. Los más relevantes actualmente son dos: Stockfish y Alpha Zero.
Stockfish es uno de los módulos de inteligencia
artificial vigentes que está basado en modelos de aprendizaje alimentados con
partidas reales de humanos, y con esa información puede calcular sus próximas
movidas potenciales. Es el único módulo de código abierto, por lo que puede ser
mejorada con el aporte de cualquier persona especializada en el mundo. Alpha
Zero en cambio, es un desarrollo privado de la empresa Deep Mind y no se le
ingresa ningún dato previo más que las propias reglas del juego. 'Lo llamativo
de esta tecnología es que está inspirada en lo que se conoce como psicología
conductista. El método refiere al aprendizaje por refuerzo, entregando
recompensas y descartando lo negativo. De esta manera, la IA disminuye los
errores y genera nuevos conjuntos de datos filtrados para volver a iterar
buscando nuevos estímulos', explica Sergie.
Diego Flores es uno de los ajedrecistas más relevantes de la historia del deporte en Argentina. Ganó dos veces el Premio Konex - Diploma al Mérito como uno de los cinco mejores ajedrecistas de la década en Argentina, en 2010 y 2020 - y fue siete veces campeón del Campeonato Argentino Superior, el torneo más importante a nivel nacional. Además, como casi todos los jugadores del país, da clases virtuales. En la pantalla de su celular se ve una jugada sugerida por Stockfish, de una partida que está practicando: tiene un torneo virtual importante en unas horas.
'Pongamos que juego contra vos. Yo en mi celular
tengo un programita que le gana hasta a Carlsen, siendo que mi celular es una
mierda. Mientras jugamos en la computadora, yo prendo el módulo, voy cargando
las jugadas y ya está, te ejecuto fácil'. Ese es el nivel de velocidad y potencia
que alcanzó la tecnología inteligente en el juego.
Él, como muchos ajedrecistas del mundo, tuvo que
adaptarse y conocer las nuevas inteligencias artificiales que colmaban su
deporte. Aquello que alguna vez conocieron cambiaba a pasos agigantados, todo a
través de una pantalla. Pero Diego tiene una particularidad: su carrera comenzó
con el despegue de estos módulos y sigue avanzando a su par. 'Cuando yo
arranqué, todo lo que tenía que ver con la informática y los módulos era muy
malo. Eran muy poco confiables; de hecho más que nada se usaban para jugar, no
para entrenar.
En ese momento eran libros; toda la información que
necesitabas para practicar estaba en el libro', comenta. Flores comenzó su
actividad profesional competitiva en 1994, cuando tenía nueve años; a los 10,
Diego ya viajaba por el país para jugar torneos nacionales, y un año después
hizo su primer viaje internacional a Brasil. 'Uno viajaba y tenía que llevar
una parva de libros, mayormente de aperturas. Te ponías a practicar con el
tablero y los libros; hoy en día, es frecuente que los ajedrecistas ni siquiera
tengan tablero, es todo a través de una computadora'.
En los aeropuertos se podía ver a un joven Diego con
una gran pila de literatura de combinaciones y aperturas: los cuatro tomos del
Tratado General de Ajedrez del Gran Maestro argentino Roberto Grau -
considerado uno de los padres del ajedrez nacional - , Mi Sistema de Aron
Nimzowitsch, Táctica y Estrategia Moderna de Lud?k Pachman y Ajedrez en la
Cumbre de Tigrán Petrosián son los principales que usaba. Hoy en día, entrenar
con este método entra en una categoría que Flores resume como 'un ataque de
romanticismo'.
'Cuando yo era chico y viajaba a un torneo, se
llevaban boletines de torneos. Jugabas un torneo y en cada ronda que se jugaba,
al día siguiente, te daban una fotocopia con las partidas de ese día. Eso lo
ibas juntando y entonces, al siguiente torneo, te fijabas si en uno de los
boletines tenías partidas del rival que te tocaba', dice Diego. Esto era más
impreciso que las facilidades que traen las nuevas inteligencias artificiales,
ya que 'tenía que coincidir color, que jugara algo similar; era muy difícil
preparar una partida de manera exacta'.
Las partidas actuales se preparan con una mayor precisión y un enfoque más acertado sobre el rival. Las bases de datos, hoy en día, son capaces de recopilar infinitas partidas registradas, con las que los jugadores pueden analizar a su próximo contrincante. La más popular de ellas es ChessBase, cuya compañía también produce módulos de juego. 'Hay dos cosas a tener en cuenta para preparar una partida. Primero busco al rival en la base de datos, miro sus partidas y cuántas tiene, busco cómo le fue jugando con determinado color (blancas o negras), qué aperturas o defensas juega, y pienso qué debería hacer en base a eso. Y en segundo lugar, una vez que empiezo a detectar por dónde podría ir el encuentro, busco otras referencias sobre esas diversas posiciones, con el módulo y en partidas de otros maestros', explica Diego sobre su entrenamiento habitual. Hace 20 años, esta realidad distaba de parecerse a nuestro presente.
Uno de los puntos centrales de la creciente
popularidad que atraviesa el ajedrez, además de la variedad de motores
disponibles, son las plataformas de juego online. Chess.com, Lichess o
SimpleChess coparon el mercado y conectan a millones de jugadores amateur y
profesionales a lo largo del mundo. Pero, tanto Flores como la SAIA, coinciden
en que hubo un punto clave en este boom del juego que llevó el uso de estas
aplicaciones a números millonarios: la pandemia de coronavirus.
'En la pandemia trabajé más que nunca. Como la gente
estaba en su casa, tuve muchísimo trabajo, fue realmente agotador. Que
estuviéramos todos guardados hizo que la gente que ya jugaba ajedrez tuviera un
montón de tiempo libre y empezó a jugar mucho más. Hay muchos ajedrecistas
nuevos que empezaron jugando online y ni siquiera conocen un tablero, no
conocen las piezas. Y después en las clases les costó adaptarse a lo físico',
sostiene Diego.
Según un informe de Chess.com, publicado en enero de
2023, desde el año 2020 que la cantidad de jugadores registrados en la
aplicación se triplicó. Y a comienzos de este año se alcanzó la cifra récord de
10 millones de usuarios activos; esto empezó a aumentar considerablemente desde
finales de 2022, hasta que el 20 de enero de 2023 se jugaron 31.700.000
partidas, un número impensado antes de la aparición del coronavirus. Este
crecimiento también se vio reflejado en el ajedrez profesional, con cada vez
más torneos jugados de manera virtual. Mientras Flores reflexiona sobre estos
cambios, tiene agendada una participación en el torneo Champions Chess Tour
Aimchess Rapid 2023, en esta misma plataforma. Él todavía no lo sabe, pero en
apenas unas horas se enfrentará a uno de los mejores jugadores de todos los
tiempos: Magnus Carlsen.
Es el mismo Carlsen que encontró inspiración en uno de los motores de IA para convertirse en el mejor ajedrecista del momento. 'Siempre hubo un interés constante de los mismos Grandes Maestros en invertir en tecnología para mejorar su rendimiento', afirma Sergie Code. Luego de ganar su primer campeonato a los 22 años, Carlsen cofundó una compañía tecnológica que desarrolló una aplicación para celulares que lleva su nombre, Play Magnus.
Entre los integrantes del equipo que trabajó junto a
él estaba Tord Romstad, uno de los creadores del software de Stockfish. En
2019, la plataforma de juegos online Chess24 fue absorbida por Carlsen y meses
más tarde Chess.com adquirió Play Magnus por 83 millones de dólares. Parecería
que detrás de todo ese movimiento hay un monopolio, pero lo que existe
claramente es una vasta cantidad de datos para alimentar los motores.
'Una de las características de juego de Magnus
Carlsen que absorbió de los módulos es hacer sacrificios a largo plazo, una
estrategia que el noruego implementó y nunca antes se había visto en este
deporte. Esto le permite al jugador tener una ventaja favorable hacia el final
de la partida, pudiendo liquidar a sus oponentes anulando su capacidad de lectura
sobre su adversario', aporta Patricio Rouan, líder de comunicación de SAIA.
En este sentido, otra persona que conoce de cerca el
funcionamiento de los motores y las plataformas online es Guadalupe Encina.
Campeona argentina y panamericana en las categorías juveniles femeninas,
actualmente lleva adelante la academia virtual Ajedrez G.E., donde da clases
personalizadas y grupales, workshops y cursos para empresas, así como crea
contenido para redes sociales vinculado al mundo del ajedrez.
Guadalupe creció con este juego, al igual que Diego.
Al vivir en un país donde dista de tener la popularidad que tiene el fútbol u
otros deportes, los ajedrecistas suelen estar alejados del protagonismo.
'Cuando era chica, la gente siempre se asombraba cuando yo contaba que jugaba
ajedrez.
Capaz avisaba que me iba a ausentar en el colegio o
en alguna actividad porque me iba a jugar un torneo, y claro, es una disciplina
que comparada a otras pasa súper desapercibida. Yo siempre pensaba que los
ajedrecistas éramos un grupo apartado de personas que estábamos medio locos,
que el ajedrez era súper aburrido y que a nosotros, por alguna razón, nos
gustaba', asegura.
Ella también detectó otro factor importante durante
este crecimiento del juego: la serie Gambito de Dama. 'Cuando publicaron esa
serie en Netflix cambió todo, salieron unos números increíbles. De hecho, en
Google, se dio el récord de la mayor cantidad de búsquedas de cómo jugar
ajedrez en la historia. Y eso me hizo replantearme: ¿es el ajedrez el problema
o es cómo nosotros mostramos el ajedrez?', comenta. Esta pregunta fue la que la
llevó a las largas horas de grabar videos sobre curiosidades en determinadas
posiciones, armar el sitio web de la academia y atraer a más jugadores a este
juego. Esa duda, y los motores de ajedrez. 'Se nota mucho el avance del nivel
de los ajedrecistas con estos motores; de hecho, hoy en día, si comparamos al
actual campeón mundial con el campeón mundial de hace 20 años hay un abismo de
nivel.
Todo eso se debe a los módulos; ellos permitieron
que podamos analizar mucho mejor nuestras partidas y que podamos mejorar
muchísimo más nuestra visión, nuestra capacidad de cálculo', explica Guadalupe,
y destaca el fácil acceso a estas herramientas, ya que 'cualquiera que tenga
una computadora y conexión a Internet puede acceder a un motor, que es casi
como tener un profesor en tu casa'.
Sin embargo, el despliegue de estas herramientas forzaron
a las plataformas a robustecer los métodos de detección de trampas, que son
especialmente necesarios con el aumento de usuarios. Y la inteligencia
artificial puede abordar estas preocupaciones. En la plataforma Chess.com
desarrollaron su propia IA para detectar el uso malicioso de otras
inteligencias artificiales en favor de hacer trampa en las partidas. Es que,
aunque sean jugadores profesionales quienes están jugando, muchas veces los
nicknames (nombres de usuario en la plataforma) no coinciden con el nombre del
jugador.
Sin ir más lejos, en el encuentro Flores-Carlsen del
torneo antes mencionado, los comentaristas bromeaban sobre la partida messiboca
contra MagnusCarlsen. 'Existe un gran problema en las partidas virtuales
transmitidas en streaming: lo único que no se puede controlar es qué ocurre
entre el jugador y las piezas del ajedrez', explica el especialista Sergie
Code. A diferencia de una partida presencial, una de las partes más importantes
está ausente de la vista del otro jugador y de los jueces: las manos.
Uno de los casos más conocidos vinculado a las IA y
la trampa fue el que se le adjudica al Gran Maestro estadounidense Hans
Niemann. Chess.com publicó en octubre de 2022 un informe de 72 páginas en el
que detalla cómo el jugador 'probablemente hizo trampa en más de 100 partidas
de ajedrez online, incluidos varios eventos con premios monetarios'.
Sergie destaca que uno de los detalles más
importantes de este informe es que 'una de las funciones de las IA de detección
de trampas es determinar si los jugadores juegan mejor de lo que deberían,
teniendo en cuenta su tipo de juego en su historial y su ranking'. La decisión
tomada a partir de este informe fue de quitar a Niemann de Chess.com y
excluirlo del Global Chess Championship, uno de los torneos online más
importantes. Sobre este aspecto se detiene Patricio Rouan y destaca: 'Más allá
de que exista aquel que quiere utilizar la tecnología de manera maliciosa,
siempre debe existir un mecanismo que la prevenga. Creemos firmemente que la IA
tiene el potencial de mejorar nuestras vidas, siempre y cuando se utilice de
manera responsable y ética'.
Diego Flores y Guadalupe Encina también conocen de
cerca este tipo de situaciones vinculadas a la trampa: 'Yo sé que cuando juego
online estoy expuesto a que venga alguien y me haga trampa. Y cada tanto pasa,
porque el programa te lo avisa: 'recuperaste puntos de ranking porque tal
usuario hizo trampa'. Cuando se juegan torneos con premios y hay más seguridad
es diferente', comenta Flores. En cambio, Guadalupe habla de un caso que le
ocurrió a uno de sus estudiantes: 'Hace unos días estaba hablando con un alumno
que me dijo que estaba jugando un torneo online en la plataforma Lichess y a la
mitad del campeonato se dieron cuenta de que había un usuario que estaba
haciendo trampa. Estaba usando un módulo y le bajaron la cuenta; casos así hay
todo el tiempo', relata.
Ellos hacen una aclaración que refiere al uso y a la relevancia que se le da al ajedrez virtual. Ninguno de los dos cambiaría un torneo online por uno presencial: 'Pensé que con la pandemia podría pasar que el juego virtual reemplazara a los torneos en persona, pero la verdad es que en cuanto se abrieron un poquito las puertas los torneos se rebasaron de gente, y no, ya no creo que se incline para un solo lado', define Diego, mientras que Guadalupe muestra una postura firme similar. 'Yo ni loca te cambio un torneo presencial por uno virtual. Siempre hay un lado humano, desde el momento en el que uno se sienta a jugar ajedrez hay una persona jugando. Por más que vos prepares tus partidas, siempre va a haber una cuota de nervios, de ansiedad, de querer ganar y eso influye un montón', concluye.
El destino de la inteligencia artificial en el
ajedrez todavía es incierto. El desarrollo de nuevos motores y programas es
constante, aunque la convivencia entre el juego online y en persona parece ser
una realidad asegurada. 'En SAIA, reconocemos que la IA es una tecnología
poderosa y transformadora que está influyendo en diversos aspectos de nuestras
vidas y en la forma en que trabajamos.
Sin embargo, también reconocemos que no es una
entidad autónoma que reemplazará completamente a los seres humanos. Más bien,
creemos en la coexistencia armoniosa entre la IA y las capacidades humanas. Una
coexistencia que ayude a potenciar nuestras capacidades y mejorar nuestra
calidad de vida', sostiene Patricio Rouan.
Un ajedrecista, una comunicadora y una entidad de
inteligencia artificial coinciden en que todavía estamos en la punta del
iceberg en el camino por entender estas nuevas tecnologías. La SAIA afirma que,
hoy en día, 'estamos evidenciando solo el 1% de la capacidad de la IA, y para
que realmente se vea afectado el trabajo humano aún faltan 10 o 15 años'.
El futuro de los tableros imaginarios y peones
electrónicos está por verse, con la vertiginosa actualidad de la revolución
tecnológica. Guadalupe Encina se muestra optimista sobre los próximos pasos del
juego que la acompañó toda su vida: 'Por más que exista el software o el robot
o lo que sea que juegue perfecto, los humanos vamos a seguir jugando ajedrez.
Vamos a seguir ganando y vamos a seguir perdiendo, y vamos a querer seguir
jugando. Y si tenemos más herramientas para mejorar como ajedrecistas, mejor'.
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