13/08/2024
Agosto empieza a ser clave para el Gobierno. La oportunidad de que los dólares lleguen por el blanqueo está a la vuelta de la esquina. También las inversiones por medio del RIGI. El campo puede ser un factor determinante, a la baja, ya que la soja está en su peor momento y los chacareros quieren una devaluación. Pero Milei no se las da.
Por
Matías Frati
Pensar
en un dólar más caro en la Argentina, hoy, es raro. Aunque nunca se puede decir
"de esta agua no he de beber", las condiciones para que se produzca
una devaluación no se dan. Es más, el peso se viene revaluando con respecto al
dólar. Quizás porque la escalada de la moneda norteamericana a finales del 2023
y comienzo del corriente fue desmesurada.
La
situación presente es muy distinta de la pasada en comienzo de 2024, aunque
todavía no se logra vislumbrar cómo resultará el derrame para la sociedad. Por
ahora, los números de la macroeconomía se van pareciendo a lo que el Presidente
Javier Milei prometía cuando era panelista de los programas de formación de
opinión en los que se hiciera famoso para el público masivo.
Hacia
fin de año, es probable que la Argentina luzca el superávit comercial más
importante de los últimos 15 años. Los analistas ya hablan de que ese número
mágico se ubicaría en algo más de 21.000 millones de dólares. Hay varios
motivos que explican la situación. Dos destacan para nuestro análisis: la caída
de las importaciones por recesión; y dentro de la baja de las compras al
exterior la disminución de las importaciones de energía, en un contexto de
menor requerimiento de insumos por un invierno menos nocivo y una industria
golpeada a demanda menos.
A
lo fuerte
El
blanqueo de capitales es lo que hoy le importa al Gobierno. Porque si se
cumplen los pronósticos de los privados, las arcas del Banco Central de la
República Argentina podrían robustecerse. Se habla de una eventual llegada de
15.000 hasta posibles 50.000 millones de dólares por esa vía.
Técnicamente
el nuevo régimen se basa en la Ley 27.743 que permite declarar y regularizar
bienes y fondos que no hayan sido previamente declarados, accediendo así a la
liberalización de los impuestos omitidos y de contingencias fiscales. Pueden
blanquear capitales los residentes argentinos y entre ellos todas las figuras
conocidas, es decir personas humanas, personas jurídicas y sociedades
indivisas. Y también las personas humanas no residentes pero que sí fueron
contribuyentes en el país hasta el 31 de diciembre de 2023.
Para
entender por qué este blanqueo puede generar expectativas importantes, vale
decir que es el de mejores condiciones que se ha dado en los últimos años. Por
ejemplo, la adhesión al régimen podrá efectuarse hasta el 31 de marzo de 2025.
Si se lo compara con el blanqueo que hiciera en su momento Mauricio Macri, en
aquel la tasa fue 10% para montos superiores a u$s 23.000. Ahora, Milei propone
algo muy barato: blanquear a tasa 0% si se participa en la primera etapa con un
monto inferior a u$s 100.000.
Cuando el monto a declarar es mayor a los cien mil dólares, entonces empiezan las variables. si se declarar hasta el 30 de septiembre de 2024 se abona una alícuota del 5% sobre el excedente de u$s100.000. Cuando la declaración sea hasta el 31 de diciembre de 2024, la alícuota será del 10% y si llega al límite del 31 de marzo de 2025, la alícuota llegará al 15%. por eso las expectativas que hay en el equipo económico sobre el resultado de la propuesta de poner sobre la mesa los dólares que estuvieran fuera del país o por afuera del sistema, es decir, en el colchón.
Hacia fin de año, es probable que la Argentina luzca el superávit comercial más importante de los últimos 15 años.
Es
importante recordar que la normativa permite invertir en acciones, bonos
soberanos, obligaciones negociables, dólar MEP o incluso fondos comunes de
inversión.
Para
coronar el presente de importantes oportunidades aparece el RIGI y su nave
insignia: la inversión de YPF y Petronas por 30.000 millones de dólares
anunciada. Además, se calcula que una vez que comience a dinamizarse la
confianza de los inversores podría elevarse la cantidad de proyectos de
inversión en diferentes lugares del país. Y la Argentina necesita, de verdad,
inversiones en infraestructura que permitan mejorar la actividad logística que
una al país y signifique un proceso más eficiente que el actual.
Si
se cumplen las perspectivas que hoy existen sobre el segundo semestre, el año
que viene será definitivamente mejor. Y eso que todavía no se ha podido contar
con la soja, que sufre una caída fuertísima en los mercados internacionales y
por eso no se le ponen fichas al ingreso de divisas desde el sector
agropecuario, que de manera equivocada apuesta a quedarse "sentado" sobre los
granos a la espera de una mejora en el precio internacional o una devaluación
interna, ambas cosas de probable concreción.
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