24/01/2025
El conflicto entre Wanda Nara e Icardi tiene como foco principal la tenencia de dos niñas, pero este afecta en total a cinco menores, de entre 8 y 16 años, y se amplía a otros tres hijos de la nueva pareja del futbolista, mencionados imprudentemente en la contienda.
La disputa puso en manifiesto la falta de consideración hacia la vulnerabilidad de los niños implicados, cuyo cuidado y bienestar psicológico parecen relegados frente a las estrategias de los adultos. Los padres, incluso, han optado por pagar multas millonarias antes que cumplir con las órdenes judiciales de mantener el caso en reserva.
Niños atrapados en una disputa interminable
Las fuentes judiciales consultadas por el medio Infobae resaltan que este caso es un ejemplo de desobediencia a las medidas de protección de menores. 'Los niños son expuestos, utilizados y forzados a relatar versiones en contra de uno de los progenitores. Además, se los somete a cambios constantes de residencia para alterar las competencias judiciales', señalaron.
Mientras los adultos continúan con sus estrategias legales y mediáticas, los menores permanecen en el centro de una disputa que parece ignorar por completo su derecho a un entorno saludable y protegido.
La confrontación entre los padres también ha tenido momentos de extrema toxicidad. En un intercambio que tuvo lugar frente a su hija de 10 años, Nara llamó 'prostituta' a la novia de Icardi, quien replicó: 'Más prostituta serás vos'.
Estratégias y tensiones en el cuidado de los menores
Como parte de su estrategia, Wanda Nara objetó la elección de la cuidadora que asistía a Icardi cuando las niñas estaban bajo su cuidado. Sin embargo, el juez determinó que cada progenitor tiene el derecho de elegir quién cuida a los menores durante su tiempo de responsabilidad, desestimando la medida cautelar presentada.
La disputa escaló aún más cuando el Juzgado de Tigre intentó citar a la hija mayor de la pareja, de 10 años, para que ratificara las denuncias de su madre contra la cuidadora por presunto maltrato. Finalmente, la entrevista con la menor se realizó en un contexto terapéutico supervisado por profesionales y sin la presencia de los padres. En esa instancia, la niña no respaldó los dichos de su madre.
Poco después, se filtró un audio donde la menor, utilizando un lenguaje adulto, repite argumentos alineados con los de Nara. Esta situación ha sido interpretada por expertos como un ejemplo del uso de los niños en una lucha de adultos que no respetan su bienestar.
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