¿Efectos políticos para un año terminado?
No son pocos los que descubrieron el verdadero peso de la tercera sección electoral de la provincia de Buenos Aires. Es ahí donde se disputa el poder territorial en serio. La lucha por el liderazgo bonaerense que proyecta hacia el país y cómo las movidas de las piezas impacta en la economía del 2025.
La aparición pública de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, anunciando su intención de competir electoralmente, le permitió a la oposición recuperar la agenda política de los últimos días. El hecho es importante para el peronismo, que desde hace meses viene detrás de lo que marca el Presidente Javier Milei.
Pero, además, abre un debate repetido en el peronismo de la provincia de Buenos Aires, el distrito electoral más importante, y tiene que ver con el liderazgo partidario, por un lado, y la alternancia en el poder, por el otro.
Justamente, sobre esto último, la aparición de CFK obliga al gobernador Axel Kiciloff a mover piezas en un tablero imaginario que aun no estaba previsto, para evitar éxodos. Ese tablero es el escenario donde se juega quien será el sucesor de Kiciloff en 2027 y una eventual candidatura suya a la Presidencia de la Nación.
Definitivamente, CFK aplica la lógica de la polarización: quien más tiene para ganar es quien menos tiene para perder. Y esa es la jugada más desequilibrante para el peronismo provincial y un gobernador que no tiene el carisma propio de la ex presidenta, y por eso depende mucho más de su armado de ingeniería electoral junto a los intendentes más que del voto directo que pueda darle la gente en las urnas.
Así las cosas, la necesidad de kiciloff de sostener expectativas de futuro gobernador en más de un dirigente de peso del peronismo como Ferraresi o Secco abre un panorama de verdadera incógnita acerca de quién será el "candidato natural" para el reemplazo en la ciudad de las diagonales.
Por eso, la jugada de CFK aparece como interesante, porque además acierta en el corazón del armado electoral del gobernador y obliga a que otros dirigentes empiecen a definirse políticamente, teniendo que elegir por un proyecto nuevo como el lanzado hace pocos días por Kiciloff o volver a los brazos de la líder, con un llamado expreso al diálogo y el consenso.
Efecto nacional
La interna peronista tiene efecto nacional, aunque sea por la tercera sección electoral de la provincia de Buenos Aires. Y nada más y nada menos que el corazón del peronismo se centraliza en ese distrito electoral. Y no importa si lo que se disputa formalmente ahí es una banca a diputado provincial o la portería de una escuela. Porque, en términos político, lo que está en juego es la discusión del poder opositor con proyección al país.
Esa disputa pone un paréntesis en la tranquilidad con la que el Gobierno iba sembrando medidas de recorte por el Estado, ya que habrá que mirar con atención como reciben los efectores del poder económico la aparición de CFK y la pelea por la provincia.
De movida, no hubo demasiadas repercusiones económicas ante la noticia, aunque ya empiezan a preguntarse -en círculos del poder- como caerá en los próximos meses la lucha política en los mercados.
Un síntoma de que las cosas no están del todo bien, a pesar de las reformas impulsadas en el mercado cambiario y la caída de la inflación, es la tardanza del sector inmobiliario por recuperar niveles de venta que satisfagan las necesidades de los vendedores.
Distintas fuentes del sector coinciden en dos cosas: hasta Semana Santa se venían moviendo las operaciones pero después se tranquilizó; y por otro lado aseguran que la construcción todavía no da señales de arrancar con firmeza.
Hacia la Argentina profunda, la mirada está puesta en el campo, que por ahora y a pesar de la suspensión de las retenciones a la soja, apenas hubo una liquidación de exportaciones del 25% superior a la del año pasado. Dicen, tranqueras adentro, que los acopiadores esperan una mejora en el precio internacional que se viene demorando, y que por eso no se vende más que lo necesario.
Con todos estos elementos sobre la mesa, el segundo semestre del año luce con más tranquilidad económica de la que se suponía, por efecto de la paz con el FMI y la liberación del cepo, pero con incertidumbre política por la efervescencia de la disputa bonaerense en el partido de poder. Habrá que esperar hasta octubre para ver como decantan las cosas, mientras algunos menos optimistas ya aseguran que, con este panorama, el año está terminado.