Las expectativas de inflación de las principales consultoras y bancos privados en el país y fuera de la Argentina, confluyen en la idea de que los precios seguirán con tendencia a la baja en lo que resta del año y durante el 2026.

Así lo reflejó un informe privado que se dio a conocer hace muy pocos días y al que este medio tuvo acceso. Se trata del FocusEconomics que relevó cuáles son los parámetros que se esperan para la macroeconomía nacional en los próximos meses.

En efecto, del resumen del trabajo conocido se infieren varias cosas: aumento promedio del 42,1% en los precios al consumidor en 2025, lo que representa una disminución de 0,5 puntos porcentuales respecto de la proyección del mes anterior; una inflación para el último trimestre cuya medición en el medio de la estadística se ubica en 2,6% en octubre, 2,4% para noviembre y 2,7% para diciembre; y, finalmente, para 2026 se prevé que la inflación caerá casi a la mitad comparado con 2025, alojándose en 22,6%.

En el medio hay algunas otras cosas que considerar, como lo que ocurrirá a partir de agosto con el precio del dólar, teniendo en cuenta que se terminaron las liquidaciones "baratas" de la soja para del campo y eso hará que los exportadores vendan menos, con una considerable caída en el ingreso de divisas para las arcas del Banco Central de la República Argentina. Aunque también es cierto que, en el equilibrio, lo que ingrese en menor volumen volverá a tener el impuesto que se cobraba antes. Por eso, hacer pronósticos ahora es demasiado aventurado.

Quién sí tiene un diagnóstico de anticipación es la consultora LCG. Desde esa usina de conocimiento realizaron un estudio de lo que viene para el mercado de divisas y las necesidades de la economía de mantener a raya el precio del dólar.

En ese sentido, señalaron que "esta menor cantidad de toneladas declaradas aún no impactó en el MULC, ya que hasta mediados de julio seguía vigente el plazo de 15 días hábiles para la liquidación, para que los productores puedan acceder al beneficio de menores retenciones. En lo que va del mes, la liquidación diaria promedio se mantiene en torno a los USD 250 M" y agregaron que "con la caída abrupta de las DJVE en julio, veremos a partir de esta semana una caída abrupta de la liquidación de exportaciones en el MULC (tal vez no tan pronunciada por quedar saldos declarados antiguos sin liquidar)".

Por otro lado, desde la entidad resaltaron que "en junio se liquidaron USD 3.800 M por los principales productos agrícolas, y en julio llegan a USD 3.200 (hasta el 18 de julio). Así, es probable que en las próximas semanas veamos saldos liquidados más cercanos a USD 500-1.000 M (mensualizados)" y comentaron que "se trata de una caída significativa: hablamos de más de USD 2.000 M menos por mes, el doble de lo que el Gobierno planea colocar en BONTEs mensualmente (USD 1.000 M). Es evidente, entonces, que la ecuación de demanda y oferta de dólares cambiará pronto, metiendo presión a la dinámica del tipo de cambio".

Para el final, explicaron que "hay que tener en cuenta que el agro ya no tiene incentivos para apurar la liquidación, como ocurría hasta ahora para acceder al beneficio, por lo que estos magros dólares tienen un amplio margen para ser liquidados".

¿Un nuevo tiempo?

Los precios del consumo minorista se mantienen estables. En muchas de las categorías de mayores niveles de compras, como la carne, se puede advertir que no hubo fuertes subas en los últimos dos meses, generando una nueva sensación de "paz" al bolsillo.

El relevamiento de precios que hacemos desde Libertad y Progreso por ahora no muestra que haya habido un traslado significativo del tipo de cambio a precios. Esta es una diferencia importante respecto a lo que se ha visto en el pasado, y se debe a que hoy las expectativas de inflación están ancladas a la baja y hay perspectivas de que el valor del peso se va a estabilizar", comentó el Economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso, Eugenio Marí.

Al respecto, agregó que "mientras la volatilidad sea percibida como transitoria, el pass-trough del tipo de cambio a precios se mantendrá bajo. Básicamente porque no tiene sentido subir los precios si al corto tiempo van a haber que bajarlos".

Definitivamente, parece un dato verificable de la realidad que, tal como lo expresan desde la entidad, "los productores y comerciantes argentinos se empiezan a acostumbrar un poco más al nuevo régimen de flotación", ya que "los que en la previa del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) apostaron a una unificación cambiaria desordenada y fijaron precios pensando en un tipo de cambio de 1.500 quedaron en “off-side”, y luego tuvieron que ajustarlos".

Por su parte, el Director Ejecutivo en la Fundación Libertad y Progreso, Aldo Abram, agregó que "cuando se aproxima una crisis, como la que gestaba en 2023 la gestión Fernández-Massa, los argentinos empiezan a ahorrar en dólares para protegerse. Para ello, no dejan de comer o bajan consumos básicos, sino los prescindibles. Cuando ven que no va a haber crisis, dejan de ahorrar y empiezan a hacer esos consumos que abandonaron por temor. O sea, se van de vacaciones, comen afuera, compran electrodomésticos o celulares o cambian el auto o arreglan la casa. Si miran ahí, verán el aumento del consumo. En supermercados, sólo verán suba porque está cayendo fuertemente la pobreza y pueden aumentar sus consumos básicos".

Pensando en positivo

Más allá de los matices ideológicos, todos queremos que la situación del país mejores. Las recetas pueden ser divergentes, según el lado del mostrador del que se encuentre el sujeto.

La paradoja argentina es que, cada vez que hay cambio de sujeto, los volantazos son tan bruscos que la máquina va de banquina a banquina, sin solución ni respuestas de estabilidad.

Lo bueno sería que esta vez eso cambie y, aunque hubiera cambio de piloto, algo que va a ocurrir por la alternancia misma en el poder que plantea el sistema democrático, las variaciones del rumbo no sean tan disruptivas como para tener que empezar y barajar siempre de nuevo.