El Superintendente de Servicios de Salud de la Nación, Gabriel Oriolo, compartió algunos de los detalles de la transformación que pretende llevar a cabo en el organismo, donde enumeró sus principales objetivos: defender los derechos de los beneficiarios y transparentar el funcionamiento de un sistema que, según sus palabras, se encontraba “desorganizado, desactualizado y sin herramientas eficaces de control”.

Un organismo que vuelve a cumplir su rol

Oriolo explicó que la Superintendencia tiene dos funciones centrales: gestionar el Fondo de Redistribución, que actúa como reaseguro para prácticas y medicamentos de alto costo, y garantizar el cumplimiento de las coberturas por parte de obras sociales nacionales y empresas de medicina prepaga.

Desde su llegada, comenzaron a fiscalizar instituciones, depurar el padrón de prepagas (de las más de 600 registradas, sólo 10 tenían inscripción definitiva) e intervenir aquellas con irregularidades. Actualmente, ya son nueve las obras sociales intervenidas. “Lo más importante y la clave tiene que ver con la defensa de los derechos de los beneficiarios”, subrayó.

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Gabriel Oriolo, Superintendente de Servicios de Salud de la Nación.
Gabriel Oriolo, Superintendente de Servicios de Salud de la Nación.

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Reformas tecnológicas y controles más estrictos

Uno de los principales desafíos fue modernizar el sistema de validación de facturas en prestaciones por discapacidad, donde se detectó la existencia de miles de comprobantes manuales y sin control cruzado.

“Había muchas facturas manuales, cuando hoy deberían ser electrónicas. No había cruces para detectar si una persona presentaba dos veces la misma prestación. El sistema era muy pobre”, reconoció. Para enfrentar este problema, se incorporaron herramientas de inteligencia que permitieran auditar de manera más eficiente, dado el enorme volumen de información gestionada.

Transparencia, libre elección y fin de la triangulación

Entre las medidas estructurales, se encuentra el desarrollo de una herramienta digital —que estará disponible en la plataforma Mi Argentina— destinada a que cada ciudadano pueda visualizar de forma clara el monto total que se destina a su cobertura médica, incluyendo el aporte personal, la contribución del empleador y el subsidio del Fondo de Redistribución. El objetivo es que cada trabajador en relación de dependencia pueda tomar decisiones más informadas sobre a qué obra social o empresa de medicina prepaga derivar sus aportes, garantizando así una mayor libertad de elección dentro del sistema.

Además, se eliminó el mecanismo de triangulación que exigía a los trabajadores derivar sus aportes a una prepaga a través de una obra social, la cual retenía un porcentaje del monto antes de transferirlo. Con la nueva normativa, los aportes se derivan de manera directa, lo que permite que una mayor parte del dinero llegue al destino final y, en consecuencia, el afiliado deba abonar una menor diferencia si opta por una cobertura superior.

Una gestión con foco en resultados y cultura del cambio

Oriolo señaló que, al asumir, la Superintendencia contaba con 1300 empleados y carecía de un control efectivo sobre la productividad del personal. Desde entonces, el organismo logró reducir su planta y, al mismo tiempo, mejorar su eficiencia operativa. El foco de esta reestructuración estuvo en garantizar que cada trámite administrativo se vincule directamente con el cumplimiento del derecho a la salud de los beneficiarios, priorizando la agilidad y la responsabilidad en la gestión.

El funcionario reconoció que transformar un sistema tan arraigado no es tarea sencilla ya que cambiar implica “enfrentar resistencias naturales y también intereses”. “Muchas de las decisiones cuestan mucho llevarlas adelante. Pero estamos recorriendo un buen camino y somos optimistas respecto a lo que estamos haciendo”, concluyó.