Gente sin nombre to make this world great again
Qué difícil admitir la estrategia de ejercer un equilibrio con un enfrentamiento bélico. Qué difícil admitir que una organización llamada ONU se ha convertido en escenografía decorativa de injusticias. Qué difícil entender que quieran extirpar la pasión e identidad al crisol de culturas del mundo. Porque aquí está el corazón del dilema.
Qué mala costumbre de líderes la de confundir la resiliencia de un pueblo de siglos con la de un estado de décadas, qué ignorancia pensar que todo es solo una cuestión de poderío económico y no de valores.
Sucede que son los “sin nombre”: esas personas que construyen dignidad, las que son usadas como instrumento de exterminio. No son aquellos renombrados mandatarios, reconocidos empresarios, destacados artistas, son los “sin nombre”. Las limpiezas étnicas son parte de la infantil fantasía de pensar que excluyendo: el mundo se convierte en algo mejor. Nunca mejor descrito “Make the world great again”, metáfora que aplica en las agendas imperialistas y co-imperialistas. Quizá nos olvidamos que Irán es una nación imperialista también.
Pensemos, ¿quiénes tienen más dignidad hoy en un globo terráqueo desintegrado moralmente?
Aquellos que agonizan de obesidad en un subte de New York, aquellos que con fentanilo también lo hacen en las calles de Los Ángeles, aquellos que durante el encierro global decidieron quitarse su vida, aquellos que en la Franja de Gaza mueren en pos de una bolsa de harina, aquellos campesinos Judíos que por pertenecer mueren en un ataque premeditado, un Ucraniano que por su patria muere al alzar un arma, o una Iraní que agoniza tras un velo sin poder ser completamente.
Dígamelo Usted…
La era de inventar personajes para legitimar guerras o acciones bélicas es parte del pasado, porque los sin nombre no quieren más las viejas orgías de sangre. Los pretextos a nadie le importan ya, tampoco las anoréxicas y cínicas narrativas. En este caminar donde casi todos sobrevivimos queremos algo mucho más trascendente que hacer de malos o buenos. Queremos respirar.
La estrategia de lo híbrido para matar la pasión funciona parcialmente, porque las emociones nos habitan y es imposible matarlas. Los que trabajamos en ellas estamos lejos de excitarnos con el sufrimiento (y acá me animo a incluirme en el “sin nombre”). ¡Vaya qué cuesta incorporar la noción que hoy así nos llamamos!
Mientras tanto Naciones Unidas reduce su presupuesto para los 180 millones de personas vulnerables. ¡Gran mensaje!
Pablo Lavezzari artista creador de autómatas nos dice: "Mientras uno pueda elegir y apasionarse, está más lejos de ser un engranaje que de ser un individuo"
Seguir con la vieja fórmula del eterno “hereje” matando la historia, la identidad de otros, es parte de una estrategia que ya no funciona, porque esa es la fórmula de una interminable violencia. El curso natural de los cambios a través de las generaciones es lo único que promete una mínima estabilidad sin agresión.
Abraham Lincoln liberó a sus esclavos con la palabra y una ley: recordemos aquellos afrodescendientes que crearon el blues cantando en los campos de arroz para derrocar al dolor de serlo.
Martin Luther King con su grupo de intelectuales luchó con sus discursos pacíficamente. Nelson Mandela llegó a desactivar un apartheid con su liderazgo ejemplificador. Siddhartha Gautama -Buda- dejó los beneficios de su descendencia como príncipe Hindú para iluminar a su población como líder espiritual: creando el Budismo, proclamando su mensaje durante 45 años.
Entonces, ¿cuál es la pregunta de hoy?, ¿pueden todavía los órdenes mundiales seguir masacrando en nombre de lo que sea y obtener legitimación?
Sobre la Verdad y mentira – Friedrich Nietzsche 11-(115) “En un mundo que es esencialmente falso, la verdad sería una tendencia antinatural: la misma solo podría tener sentido como medio para una mayor potencia de falsedad: para que pueda llegar a fingirse un mundo de lo verdadero y existente, primero debe ser creado un hombre veraz (incluyendo que el mismo sea veraz). Simple, evidente, sin contradicción consigo mismo, duradero, sin pliegues, vueltas, telones…”
Imagino que será hora de ir en búsqueda de la maravillosa "Conquista de la Felicidad de Bertrand Russel", porque la otra "conquista" ya no funciona, es un viejo sistema que hoy no tiene lugar. Los servicios de inteligencia deberían volverse más eróticos, encantadores, interesantes y amorosos para desarrollar otras tácticas persuasivas si es que pretenden seguir eternamente adquiriendo territorios y culturas.
Incluso hoy ya no funcionan tampoco los personajes supersónicos: porque nadie cree en superhéroes. Hemos podido discernir que todos los viejos cuentos creados son simples ilusiones de manipulación.
Por ende, todas esas verdades fabricadas murieron, imagino que en un futuro tiraremos a la basura esas biblias universales para crear una que se adapte a lo que verdaderamente somos, seres libres con la capacidad de crear revoluciones intelectuales.
La lucha es con nosotros mismos y es intelectual, allí creamos profesiones, dignidad, motivación, estímulo, una vida. Afuera no hay nada más que vacío. Por esta pérdida de propósito asociado con lo que somos es que llegamos hasta acá.
Vivimos en un universo impotente erotizado por la perversión de una transgresión obsesiva que nunca llega a su fin. Así parecen vivir aquellos que van decidiendo qué hilo mover para hacer hablar al títere de los "sin nombre".
Aunque no se dan cuenta que nosotros habitamos y hacemos crecer esta tierra. Como las hormigas: tenemos la habilidad de construir en silencio nuestra propia comunidad.
En paz tenemos la capacidad luego de siglos de generar algo posible que no sea esta desagradable película de obscenidades armamentísticas elaboradas con historias infantiles.
Quizá hemos evolucionado algo en ciertos puntos y estamos aptos para dejar la comunidad de las abejas y su reinado para convertirnos en simples e independientes hormigas. No pretendemos más.
Sobre todo, porque en esta globalización finalmente somos todos lo mismo, nos sentimos todos Palestinos, todos Judíos, todos Iraníes, todos humanos.
Mujer, ¿cómo te llamas? —No sé.
¿Cuándo naciste, de dónde eres? —No sé.
¿Por qué cavaste esta madriguera? —No sé.
¿Desde cuándo te escondes? —No sé.
¿Por qué me mordiste el dedo cordial? —No sé.
¿Sabes que no te vamos a hacer nada? —No sé.
¿A favor de quién estás? —No sé.
Estamos en guerra, tienes que elegir. —No sé.
¿Existe todavía tu aldea? —No sé.
¿Estos son tus hijos? —Sí.
Vietnam- Wislawa Szymborska