¿Vuelve el tren? No, vuelve la concesión. Mientras vos hacés dedo en la ruta, el gobierno les renueva el curro a los que fundieron los rieles. Emergencia ferroviaria con final feliz... para los de siempre.

¿Viste cuando te dicen que el Estado no sirve para nada, pero igual le dejan todo el laburo sucio? Bueno, eso es el Decreto 478/2025. Un decreto nuevito, recién salido del horno libertario, que lo que hace es autorizar a la Secretaría de Transporte a renegociar, extender y acomodar a gusto los contratos con las empresas privadas que manejan parte del sistema ferroviario argentino desde los años '90.

Sí, las mismas empresas que prometieron eficiencia, inversiones y modernidad... y te dejaron con barreras rotas, pueblos aislados y trenes fantasma.

¿Qué dice el decreto?

Que como estamos en “emergencia ferroviaria” (spoiler: hace décadas que lo estamos), el gobierno puede seguir extendiendo las concesiones sin necesidad de licitar nada. Le dan superpoderes a la Secretaría de Transporte para que decida sola qué hacer con contratos que involucran la red ferroviaria nacional. O sea: el Estado no gestiona, no controla, pero firma.

Lo que te venden como "pro":

Continuidad del servicio: dicen que evitan el colapso mientras se “reestructura” el sistema.

Agilidad administrativa: no hay que esperar al Congreso ni perder tiempo con cosas como la democracia.

Posibilidad de inversiones privadas: te juran que si les dan más tiempo, esta vez sí van a invertir (esta vez posta, ¿eh?).

Lo que no te cuentan (y es lo más importante):

Prórrogas sin control popular: las empresas siguen con las vías del Estado, pero nadie audita qué hicieron estos 30 años.

Cero planificación federal: el tren sigue al servicio del puerto, no del pueblo. Si vivís en el interior profundo, a dedo o en bici.

Modelo de negocios, no de derechos: no hay discusión sobre tarifas, accesibilidad, frecuencia ni pueblos sin conexión.

El Estado se achica, pero te paga el peaje: las empresas explotan el sistema y el Estado les devuelve guita por “mantenimiento”.

¿Qué significa todo esto?

Significa que si vivís en Azul, Chascomús, Rufino o La Banda, y desde hace años te prometen que “vuelve el tren”, te siguen tomando el pelo. Porque mientras vos hacés dedo en la ruta, el Gobierno le extiende los contratos a las mismas empresas que jamás te llevaron a destino. Empresas como Ferroexpreso Pampeano o Nuevo Central Argentino, que vienen operando desde los '90, cuando Menem rifó los trenes al mejor postor en nombre de la "revolución productiva". ¿El resultado?, pueblos enteros desconectados, estaciones abandonadas, y un país que sólo funciona para exportar, no para integrar.

Cuando te hablan de "libertad", no se refieren a que vos puedas tomarte un tren barato y digno. Se refieren a que las empresas tengan libertad para seguir haciendo negocios con lo que es de todos: las vías, los galpones, los talleres, los terrenos ferroviarios, la infraestructura. Y que lo hagan sin control popular, sin licitación y sin obligación real de invertir. A eso le llaman "adecuación contractual".

El tren, en cualquier país serio, es una política pública estratégica. En Argentina fue clave para poblar el territorio, crear trabajo, acercar pueblos y mover economías regionales. Hoy, en manos de privados, sólo circula cuando conviene: si hay soja que llevar al puerto, ahí aparece el tren. Pero si vivís en el Impenetrable o en el norte de Córdoba, que Dios te ayude.

Este decreto consolida esa lógica. Le pone el moño legal a un sistema donde el Estado pone la infraestructura, el riesgo y la cara, y los privados se llevan la facturación. Es el modelo de siempre: estatizar las pérdidas, privatizar las ganancias.

Y lo más grave: se hace sin debate, sin Congreso, sin consulta popular. Mientras tanto, nos llenan de discursos sobre “modernización”, “eficiencia” y “emergencias”, pero en la práctica te siguen vendiendo el mismo tren que no llega, solo que más caro y más lejos del pueblo.

El Decreto 478/2025 no es una política de transporte, es una política de concesión del país. Y eso no se combate con parches ni powerpoints: se combate con organización popular, con soberanía ferroviaria y con decisión política para que el tren vuelva, pero de verdad —no en powertrain, sino en locomotora social y federal.