Temporada de Eclipses: El Universo nos susurra que el cambio es inevitable
Es un llamado a liberarnos de cargas emocionales, de vínculos que drenan nuestra energía, de narrativas que ya no nos representan. Y al mismo tiempo, a construir desde lo humilde, lo concreto, lo que nos nutre en el día a día.
Vivimos inmersos en ritmos. Ritmos circadianos, estacionales, lunares. Pero pocos ciclos son tan poderosos y simbólicos como la temporada de eclipses. Dos veces al año, el cosmos nos ofrece un portal de transformación que no podemos ignorar. No se trata de astrología abstracta; se trata de un lenguaje universal que habla directamente con nuestro interior.
Los eclipses no son lunaciones comunes. Son Lunas Nuevas y Lunas Llenas superpotenciadas, puntos de quiebre en el cielo que marcan finales y comienzos significativos. Pero su energía no se limita al día exacto del evento. Como una ola que crece y luego se retira, la influencia de los eclipses se extiende aproximadamente dos semanas antes y después, tejiendo una red de sincronicidades que nos invitan a soltar, a transformar, a renacer.
Quienes nacieron bajo esta energía —ya sea en el día exacto o dentro de esa ventana de tiempo— lo saben bien: son almas destinadas a ser agentes de cambio. Su vida suele parecer una montaña rusa emocional, pero detrás de esa aparente volatilidad hay un designio cósmico: enseñarnos que el cambio no es algo que debamos temer, sino abrazar como parte esencial de nuestra evolución.
Esta temporada en particular —con el eclipse lunar en Piscis del 7 de septiembre y el eclipse solar parcial en Virgo del 21 de septiembre— nos confronta con una dicotomía profunda: soltar lo que ya no sirve (Piscis) para dar lugar a lo práctico y sanador (Virgo). Es un llamado a liberarnos de cargas emocionales, de vínculos que drenan nuestra energía, de narrativas que ya no nos representan. Y al mismo tiempo, a construir desde lo humilde, lo concreto, lo que nos nutre en el día a día.
¿Cómo transitarlo sin resistirnos?
- Observar sin juzgar. Los eclipses exponen verdades. En lugar de negarlas, preguntémonos: ¿Qué me está mostrando esta situación? ¿Qué patrón se repite?
- Soltar con gratitud. Agradecer lo que fue, incluso si duele, abre espacio para lo nuevo.
- No forzar comienzos. Después de un eclipse solar, la energía de inicio es fuerte, pero después de uno lunar, es tiempo de soltar y reflexionar. Esperar a que el polvo cósmico se asiente antes de tomar decisiones importantes.
Los eclipses nos recuerdan que somos parte de un todo inteligente y sagrado. Que nuestras crisis personales a menudo reflejan procesos cósmicos más amplios. Que no estamos solos en el universo navegando nuestros miedos y nuestros deseos de cambio.
Esta temporada no es un momento para el miedo, sino para la valentía de transformarnos. El universo nos susurra: El cambio es inevitable. Podemos rechazarlo y resentirnos, o abrazarlo y crecer.
¿Estás listo, lista, para escuchar?
Josefina Petruzzo es astróloga y coach en www.elpuenteastrologia.com