A 31 años del atentado a la AMIA, el ataque terrorista más devastador en la historia de Argentina, ocurrido el 18 de julio de 1994 durante el gobierno de Carlos Menem. Aquel lunes por la mañana, un coche bomba explotó frente al edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), ubicado en el barrio porteño de Once, dejando un saldo de 85 muertos y cerca de 300 heridos.

El ataque terrorista más devastador en la historia de Argentina ocurrió el 18 de julio de 1994.

El atentado, dirigido contra el principal centro comunitario de la colectividad judía en Buenos Aires, sacudió al país y al mundo entero. El edificio quedó completamente destruido y, tres décadas después, las heridas siguen abiertas. Pese al tiempo transcurrido, no hay detenidos ni condenados por el crimen, lo que ha convertido al caso en un símbolo de la impunidad en Argentina.

El ataque ocurrió apenas dos años después de la voladura de la embajada de Israel en Buenos Aires (1992), lo que refuerza las sospechas de una conexión internacional detrás de ambos hechos. A lo largo de los años, diversas investigaciones y denuncias apuntaron contra funcionarios iraníes y grupos extremistas, pero ningún avance concreto se ha traducido en justicia.

Los sospechosos para la justicia argentina

Según la Justicia argentina, el atentado a la AMIA fue planificado y ejecutado con participación de altos funcionarios iraníes y miembros del grupo extremista Hezbolá. Entre los principales sospechosos se encuentra Ibrahim Hussein Berro, señalado como el presunto conductor suicida del coche bomba. También figuran Hadi Soleimanpour, ex embajador iraní en Buenos Aires, y Ahmad Reza Asghari, ex tercer secretario de la embajada, ambos retirados del país días antes del ataque. Otro implicado es Imad Mugniyah, ex jefe de inteligencia de Hezbolá, quien vivía en la clandestinidad hasta su muerte en 2008. Además, están acusados Ali Fallahijan, ex ministro de inteligencia iraní; Mohsen Rabbani, ex agregado cultural en Buenos Aires, sospechado de seleccionar el objetivo y financiar la camioneta utilizada; Ahmad Vahidi, ex comandante de la Fuerza Quds; y Mohsén Rezaí, ex jefe del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica. 

Todos se encuentran prófugos y pesan sobre ellos alertas rojas de Interpol, pero ninguno ha comparecido ante los tribunales argentinos.

Los familiares de las víctimas y organizaciones de derechos humanos continúan exigiendo respuestas. Cada aniversario del atentado a la AMIA es también un reclamo al Estado argentino por memoria, verdad y justicia.

El atentado a la AMIA no solo marcó un antes y un después en la seguridad nacional, sino que también dejó una profunda huella en la sociedad. Hoy, a 30 años del ataque, el clamor por justicia sigue intacto y el caso continúa siendo uno de los episodios más dolorosos y controversiales de la historia reciente del país.