Thiago Benjamín Correa Medina tenía apenas siete años. Murió este viernes por la tarde luego de estar internado con muerte cerebral en el Hospital de Niños de San Justo. Fue víctima de una bala perdida disparada por un policía federal en medio de un tiroteo con delincuentes. Su muerte sacude al país, pero no logró conmover ni provocar una reacción institucional.

Hasta el momento, ni el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, ni el gobernador bonaerense Axel Kicillof hicieron declaraciones sobre el caso. Tampoco hubo pronunciamiento oficial por parte de la Policía Bonaerense, a pesar de que el hecho ocurrió en el corazón del distrito más poblado del país. Un silencio ensordecedor que suma dolor e impotencia al drama de una familia destruida.

“Necesito justicia por Thiago, por favor. Esto se tiene que pagar como tiene que ser”, expresó entre lágrimas Fabián, el padre del nene, en la puerta del hospital. A su lado, la madre del chico ni siquiera podía hablar.

La tragedia ocurrió el miércoles, pasadas las 22.30, en la esquina de avenida Crovara y Madrid, cuando Fabián y su hijo esperaban el colectivo. Según la causa, Facundo Aguilar Fajardo, un joven policía federal de 21 años, vestido de civil y fuera de servicio, fue interceptado por cuatro ladrones. El agente se identificó, sacó su arma reglamentaria y comenzó a disparar.

En ese fuego cruzado, una bala impactó directamente en la cabeza de Thiago, que estaba sobre los hombros de su papá.

“Escuché una explosión, pensé que era una moto. Cuando me di cuenta que se estaban agarrando a tiros, quise tirarlo al piso, pero ya le había dado”, relató Fabián.

Sin repercusiones. Ni Kicillof, ni Fernando Espinoza se pronunciaron sobre la muerte del menor.
Sin repercusiones. Ni Kicillof, ni Fernando Espinoza se pronunciaron sobre la muerte del menor.

El nene fue trasladado de urgencia al hospital por un conductor que pasaba por el lugar. Allí, peleó por su vida durante 24 horas, hasta que este viernes confirmaron su fallecimiento.

El policía fue detenido por orden del fiscal Diego Rulli, acusado de exceso en la legítima defensa. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, defendió su accionar y responsabilizó a los delincuentes: “Los culpables de esta situación son los ladrones. Uno de ellos murió en la legítima defensa”.

Ese asaltante, Brandon Corpus Antelo, de 18 años, recibió un disparo en el cuello y falleció. Otros dos, Uriel Alexis Montenovo y Uriel Emanuel Leiva, quedaron heridos y detenidos. El cuarto cómplice logró escapar.

En la escena, la Policía secuestró un revólver calibre .38, rastros de sangre, una vaina servida y el arma reglamentaria del efectivo federal. A más de 200 metros de donde cayó Thiago, quedaron las marcas del horror.

Thiago iba a la Escuela Parroquial Santa Rosa y jugaba al fútbol en el club Defensores Unidos de La Tablada. Su papá lo describió como “un amor, muy amiguero, lleno de vida”.

Pero mientras una familia clama por justicia, el Estado calla. No hubo ni un tuit, ni un comunicado, ni un gesto oficial del intendente Espinoza ni del gobernador Kicillof, quienes hasta ahora guardan silencio ante uno de los crímenes más tristes e injustos del año.