Elecciones bonaerenses: Fuerza Patria gana con claridad y deja en crisis a Milei en su bastión más difícil
Con el 83% de las mesas escrutadas, Fuerza Patria obtiene el 46,9% de los votos frente al 33,8% de La Libertad Avanza. La baja participación (63,1%) evidencia un fuerte descontento social y plantea interrogantes sobre la gobernabilidad de Javier Milei. El 3% se convirtió en símbolo de corrupción y la falta de fiscales libertarios en el conurbano marcó la elección.
Los resultados de las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires confirmaron lo que, en las últimas semanas, era un rumor creciente: el oficialismo libertario llega debilitado a la instancia previa a octubre. Con el 83% de las mesas escrutadas, Fuerza Patria se impuso con el 46,93% de los votos (3.294.251 sufragios), aventajando por más de trece puntos a La Libertad Avanza, que alcanzó apenas el 33,86% (2.376.677 votos).
El dato más llamativo no está solo en la diferencia entre las principales fuerzas, sino también en el nivel de participación: apenas el 63,19% del padrón asistió a votar, reflejando un fuerte desencanto social. Ese ausentismo se leyó en clave política: muchos ciudadanos que en 2023 acompañaron el experimento libertario eligieron esta vez quedarse en sus casas, desencantados por la falta de resultados económicos y por los escándalos que golpean a la cúpula oficialista.
El golpe del 3%
El “3%” se transformó en el fantasma más temido del gobierno. Lo que comenzó como denuncia interna sobre sobornos y retornos terminó convertido en un símbolo cultural de corrupción que penetró en las calles, en las redes y hasta en recitales populares, como el de Lali Espósito, donde el gesto de tres dedos se convirtió en mensaje de protesta. Karina Milei, hermana del presidente y principal armadora, quedó directamente asociada a ese escándalo.
“Nos dijeron que venían a terminar con la casta y ahora resulta que inventaron su propia casta con cometa incluido”, dijo un votante de Avellaneda al salir de la escuela. El peronismo supo aprovechar ese clima, amplificando el relato del 3% como emblema de la contradicción libertaria.
Falta de fiscales, exceso de confianza
Otro dato que explica la derrota libertaria en Buenos Aires fue el déficit de fiscalización. En numerosos distritos del conurbano se registraron mesas sin representantes de La Libertad Avanza, un vacío que el PJ y las fuerzas tradicionales aprovecharon con su aceitada maquinaria territorial. El contraste fue evidente: donde los libertarios confiaron en la espontaneidad ciudadana, el peronismo desplegó punteros, fiscales y logística de manual.
“Twitter no cuida las urnas”, ironizó un dirigente opositor en Quilmes, sintetizando la sensación de que el oficialismo creyó que el fenómeno virtual podía reemplazar al trabajo político de base.
Los mercados y el futuro inmediato
La reacción de los mercados no se hizo esperar: el dólar paralelo mostró movimientos al alza en la previa de los comicios y los bonos sufrieron presión vendedora. Analistas advierten que un Milei debilitado en la provincia más grande del país pierde capacidad de negociación frente a inversores y organismos multilaterales.
“El mercado ve con mucha preocupación que el gobierno no logra consolidar poder político. Si el presidente no muestra control de la calle y de la provincia de Buenos Aires, el riesgo país va a seguir subiendo”, aseguró un economista de la City porteña.
El tablero opositor
La victoria de Fuerza Patria redibuja el mapa político y le da aire al peronismo, que aparece revitalizado tras meses de incertidumbre. Con casi el 47% de los votos, logró capitalizar tanto el voto duro opositor como el desencanto de sectores que habían acompañado a Milei en 2023.
El oficialismo libertario, en cambio, enfrenta su primera gran crisis estructural: sin estructura territorial sólida, con denuncias de corrupción que rozan a Karina Milei, con tensiones internas que involucran a los Menem y con un electorado cada vez más desmovilizado.
El gran interrogante: ¿cómo llega Milei a octubre?
La elección bonaerense deja un mensaje claro: la descentralización política y territorial de Javier Milei lo expone como nunca antes. La fuerza que llegó prometiendo dinamitar la política tradicional hoy aparece atrapada en las mismas prácticas que juró combatir, con un armado débil y un símbolo corrosivo como el 3% marcando la agenda pública.
Lo que ocurra en las próximas semanas será decisivo. Milei deberá mostrar señales concretas a los mercados, ordenar a su tropa y recuperar confianza en la sociedad si no quiere que octubre se convierta en el mes que defina el principio del fin de su experimento político.