En medio de crecientes tensiones internas por las posturas ante el gobierno, la Confederación General del Trabajo (CGT) de Argentina se encuentra al borde de una ruptura. La reciente renuncia de Mario Manrique, secretario gremial del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA)y hombre cercano a Pablo Moyano ha encendido las alarmas dentro de la central sindical, marcando un punto crítico en la relación entre distintos sectores del movimiento obrero.

La renuncia de Manrique

Manrique, quien era considerado un aliado cercano de Pablo Moyano, uno de los principales referentes del sindicalismo argentino, dimitió de su cargo en la CGT, lo que muchos interpretan como un paso previo a una fractura más profunda dentro de la organización. La salida de Manrique da cuenta de un conflicto cada vez más evidente entre los sectores que promueven un diálogo con el gobierno Como Daer y Acuña y aquellos que, encabezados por Moyano, optan por una postura más combativa frente a las políticas económicas y laborales del oficialismo.

Pablo Moyano, líder del sindicato de Camioneros y una de las figuras más críticas dentro de la CGT, ha dejado entrever su posible salida de la central. Su alejamiento podría significar un golpe devastador para la cohesión de la CGT, ya que su sector agrupa a sindicatos poderosos y de gran peso en la escena política y laboral del país. Según fuentes cercanas, Moyano y su espacio estarían evaluando la creación de un nuevo frente sindical, más alineado con una agenda de lucha contra las políticas de ajuste impulsadas por el gobierno.