Luego de la derrota legislativa que supuso el regreso a comisión del proyecto "Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos", el presidente Javier Milei se quedó masticando bronca y así lo hizo saber con su actividad en las redes sociales.

Entre críticas a los diputados "dialoguistas" que lo "traicionaron" y a los gobernadores, el mandatario le dio like a varias publicaciones que sugerían la posibilidad de que la norma sea tratada a través de un plebiscito. Es decir, de una consulta popular.

Esto no es nuevo en el universo del economista libertario, que en campaña electoral ya había deslizado que impulsaría refer��ndums en caso de que sus proyectos no fueran aprobados en el Congreso.

Bajo esa premisa, tras el cachetazo de este martes, en Twitter fueron tendencia las palabras "plebiscito", y "consulta popular". No obstante, casi la totalidad de los que pedían esta herramienta desconocían cómo es su método de aplicación.

Básicamente, las consultas populares se incorporaron a la Constitución Nacional en su última reforma, realizada en 1994, con dos formatos: la iniciativa popular y el plebiscito.

La primera de ellas, mencionada en el artículo 39 de la Carta Magna y reglamentada a través de la ley 24.747, determina que la propuesta tiene que tener una cantidad de firmas no menor al 1,5% del padrón electoral de la última elección legislativa y, al menos, representar a seis distritos electorales. El Congreso debería darle tratamiento en un plazo no mayor a 12 meses de presentada la propuesta.