Un grupo de diez argentinos a bordo de un avión Boeing 767-300 arribó en horas de la madrugada al Aeropuerto de Ezeiza como parte de uno de los vuelos del plan de deportaciones masivas realizada por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y fueron recibidos por un pequeño grupo de familiares, mientras se desarrollaba un discreto operativo de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y la Policía Federal (PFA) en los alrededores de la terminal aérea.

En medio del silencio del Gobierno de Javier Milei por la llegada de los compatriotas deportados desde EE.UU, el avión rentado por el gobierno estadounidense a la empresa Omni Air International arribó a las 3 de la madrugada al Aeropuerto Internacional de Ezeiza, tras dos escalas: una en Bogotá, Colombia, y otra en Belo Horizonte, Brasil, donde también descendieron migrantes deportados.

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"No somos criminales, no matamos ni violamos, solo vamos por el 'sueño americano'", afirmó al medio Todo Noticias, Mario Luciano Robles, uno de los argentinos deportados que había sido detenido hace más de un mes en el estado de Texas.

Previo a su arribo al país, el vuelo realizó escala en Bogotá y Belo Horizonte, donde también descendieron pasajeros deportados por el Gobierno de los Estados Unidos.

"A los ojos de ellos (el gobierno de EE.UU.) somos criminales", relató Maximiliano García, otro de los argentinos que viajaba a bordo del vuelo de deportación y que había emigrado en 2001 al país del norte, y con el presunto argumento de que tenía una orden de deportación pendiente del 2015, fue arrestado el pasado 21 de agosto por las autoridades mientras realizaba trámites para ajustar su situación migratoria. Cabe mencionar que en este caso, el hombre contaba con un permiso legal y hasta con un número de seguro social, inclusive.

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Por su parte, el embajador argentino en Estados Unidos, Alejandro Oxenford, restó importancia a las deportaciones y calificó como "infinitésimo” la cantidad de argentinos deportados durante el mandato de Donald Trump, en comparación con la registrada en países vecinos y de la región. Cabe mencionar que de momento, las palabras del embajador fueron la única declaración de un funcionario sobre el tema.

Lo cierto es que mientras tanto, el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos continúa con su política de deportaciones masivas a inmigrantes y personas que violen las leyes migratorias de su país, una postura llevada al extremo durante el mandato del presidente Donald Trump que ya durante su campaña presidencial prometió llevar a cabo la deportación “más grande” de la historia.

Los deportados son principalmente personas que ingresaron ilegalmente, que no estaban autorizadas a permanecer en el país, que han sido condenadas por delitos o que el propio Gobierno estadounidense considera una amenaza para la seguridad nacional.