En esta trama que llevó a darle notoriedad a los hasta ahora desconocidos hermanos Carlos, Diego y Marcelo Ruiz Juárez, dueños de la empresa Paramérica, un holding con base en Tucumán que en un principio se dedicaba a la producción y exportación de porotos, limones, azúcar, entre otras cosas.


Esta empresa se vio beneficiada por un fideicomiso bilateral que firmaron en el año 2004 los gobiernos de Argentina, de la mano de Néstor Kirchner y de Venezuela, representado por Hugo Chávez, que tenía como finalidad exportar miles de toneladas de porotos negros y garbanzos a Venezuela, a cambio de petróleo.


Con el correr del tiempo y de los negocios, tres organismos de control de nuestro país coincidieron en que Paramérica había exportado a empresas estatales venezolanas con importantes sobreprecios de entre un 35% y un 70%. También se habla de que la empresa en ese lapso de funcionamiento del fideicomiso bilateral (hasta 2016) tuvo una ganancia anual de la de alrededor de u$s65 millones por año.


Es en ese entonces la AFIP mediante la Aduana detectaron esos valores anormales en la venta y solicitaron explicaciones a los responsables. Ante esto los hermanos Ruiz Juárez alegaron que exportar a Venezuela era más riesgoso que otros mercados y así justificaron la diferencia de precio. A pedido del fiscal federal Germán Bincaz, la jueza María Verónica Straccia aceptó esa explicación y archivó el expediente.Pero los registros indicaban que la empresa recibía el 60% por ciento del pago por adelantado, incluso antes de que la mercancía saliera de puertos argentinos. Esto indicaba que el riesgo no era tal.


Respecto a esto hubo reportes de la Unidad de Investigación Financiera (UIF), que ahora se hacen públicos con esta investigación abriendo un segundo capítulo judicial a cargo del juez Ercollini, por lo ocurrido específicamente en 2016, cuando Paramérica concentró la mayor cantidad de cobros dentro del fideicomiso bilatera, quien en los últimos meses ya solicitó medidas de prueba.l.


La alianza periodística que realizó esta investigación, también obtuvo documentación que da cuenta de que la empresa tucumana no sólo tuvo ganancias por la venta de alimentos a Venezuela, sino que también tuvo contratos por capacitación de personal y asistencia tecnológica con Petroleos de Venezuela (PDVSA) por varios millones de dólares que, para la UIF considera que "resulta de dificultosa comprobación la efectiva prestación".



La UIF también informó que la compañía recibió u$s 130 millones entre octubre de 2014 y agosto de 2016 bajo el concepto de "cobro técnico de exportaciones a través del mecanismo financiero con Venezuela".


Ante las crecientes sospechas por corrupción, durante su gobierno Mauricio Macri dispuso que se cancelara el fideicomiso bilateral entre ambos países. Pero al mismo tiempo y en ese mismo lapso, se les permitió a los a los hermanos Ruíz Juárez entrar al blanqueo de capitales que propuso el propio presidente para traer dinero sin declarar desde el exterior, pagando una multa muy baja.


Los hermanos dueños del holding, tiene una vida de lujos y opulencia, ya que declararon una fortuna cercana a los u$s23 millones, autos de lujo, inversiones, propiedades y yates.


A los Ruíz Juárez, también se los asocia con paraísos fiscales, como en el caso de la sucursal de Paramérica en las Islas Vírgenes Británicas, un paraíso fiscal que exteriorizó activos por USD 10 millones según reportes de la AFIP y otras sociedades en Panamá o Belice.


Hoy el grupo empresario diversificó ampliamente su operatoria: cuenta con 20.000 hectáreas de campo, casi todas en la provincia de Salta; compró el ingenio San Isidro y se quedó con la explotación agrícola ganadera Anta del Plata. Con estas adquisiciones, la compañía se expandió también a la industria azucarera y hasta construyó su propia estación para que el ferrocarril Belgrano Cargas, pudiera trasladar sus productos hasta los puertos.