Fernando Farré, condenado a prisión perpetua por el femicidio de su esposa Claudia Schaefer, rompió el silencio en una entrevista reciente concedida a Infobae desde el penal de Campana, a exactamente diez años del crimen cometido el 21 de agosto de 2015.

En esta charla, publicada este 14 de septiembre, Farré mezcla expresiones de arrepentimiento con una marcada victimización, echando culpas externas por el brutal asesinato, en el que apuñaló a Schaefer 66 veces (según la autopsia, con un total de 74 lesiones) en el vestidor de la casa que alquilaban en el country Martindale de Pilar, Buenos Aires.

Farré afirma que se arrepiente de sus acciones, pero insiste en que no controlaba lo que hacía debido a un "brote" influido por factores como la pérdida de su trabajo como ejecutivo de multinacionales de cosméticos.

Sorprendentemente, responsabiliza al exsecretario de Comercio Guillermo Moreno por políticas que, según él, llevaron al cierre de operaciones de su empresa y lo sumieron en una "locura" y "ira" incontrolable.

Describe el momento como "la tormenta perfecta" que lo llevó a la violencia, sumando la humillación que sintió por parte de Schaefer durante el divorcio conflictivo, donde ella lo habría "humillado" al reclamar bienes y custodia de sus tres hijos.

En la entrevista, Farré mantiene una versión alternativa del crimen, similar a la que plasmó en un libro de 200 páginas que escribió en prisión (sin éxito para publicarlo), donde presenta el asesinato como un acto impulsivo y no premeditado.

Afirma que "todas las noches sueño con Claudia y lo disfruto", lo que revela una ausencia de empatía profunda, compatible con el perfil psicológico de narcisista con rasgos psicopáticos y paranoides que se determinó en el juicio. También menciona que se siente "sobremedicado" en el momento y que su exesposa le provocó un "pico de ansiedad".

Farré, de 62 años, cumple su pena en la Unidad 41 de Campana, donde ha sido rechazado en pedidos de prisión domiciliaria (el último en mayo de este año). No ha visto a sus hijos desde el crimen, y en entrevistas previas (como en 2023) ha expresado deseo de pedirles perdón, aunque en esta última enfatiza su esperanza de que el libro les llegue algún día. Su vida en la cárcel contrasta con su pasado glamoroso: de volar en primera clase y fotografiarse con celebridades a "ranchar" en calabozos, apodado "El Matamujeres" por otros presos.

El crimen ocurrió en medio de un divorcio tenso, donde Schaefer había denunciado a Farré por violencia psicológica, verbal y económica. El 21 de agosto de 2015, ella acudió a la casa del country para retirar pertenencias, acompañada de su abogado, la madre de Farré y una abogada de él. Farré la atrajo al vestidor, cerró la puerta y la atacó con dos cuchillos de la cocina, degollándola y causándole múltiples heridas. Testigos oyeron los gritos, pero no pudieron intervenir a tiempo.

En 2017, en uno de los primeros juicios por jurados en Buenos Aires por femicidio, Farré fue condenado por unanimidad a prisión perpetua por "homicidio doblemente calificado por el vínculo y por femicidio".

La fiscal Carolina Carballido Calatayud, quien recordó el caso en una entrevista con Clarín el 23 de agosto de este año, lo describió como un "psicópata de manual" y un "femicidio de manual": premeditado, cruel y sin piedad, pese a los intentos de la defensa de declararlo inimputable por emoción violenta.

La pericia psicológica confirmó su capacidad para discernir el bien del mal. No podrá pedir libertad condicional hasta 2050, cuando tenga 87 años.

Carballido Calatayud, en su recuerdo a diez años, enfatizó el impacto social del caso, ocurrido un mes después de la primera marcha Ni Una Menos, y cómo mostró que la violencia de género afecta a todas las clases sociales.

La hermana de Schaefer, Sandra, quien asumió la tutela de los hijos (hoy mayores de edad), celebró la condena como "justicia y paz". Las fiscales destacaron la violencia "silenciosa" que Schaefer padecía, con señales previas ignoradas.

El abogado de Farré, en 2024, Omar Saker insistió en que su cliente era "inimputable" y no consciente de sus actos, pero esta tesis fue rechazada en el juicio.

Este femicidio conmocionó a la sociedad argentina por su brutalidad y el perfil del agresor: un empresario exitoso que pasó de la élite a la infamia.

La entrevista de Farré no altera su condena, pero resalta la falta de remordimiento genuino, priorizando su victimización sobre el reconocimiento del daño causado a Schaefer y sus hijos. Si buscas más detalles o fuentes específicas, puedo profundizar.