Shirley Diarte, de 27 años, se convirtió en la primera mujer en pintar el Obelisco de Buenos Aires, a 67 metros de altura.

Proveniente de una familia de pintores en altura, comenzó en el oficio a los 16 años como ayudante y a los 20 ya trabajaba en labores de pintura en silleta.

Junto a su tío Marcial, formó parte del equipo que revitalizó las fachadas del monumento para la apertura de su nuevo mirador.

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La Cámara de Empresarios Pintores y de Restauraciones Afines de la República Argentina muestra como comenzó la primera etapa de hidrolavado de sus cuatro caras.

Diarte expresó un doble orgullo: por ser la primera mujer en realizar esta tarea y por el privilegio de pintar un ícono como el Obelisco.

“Mis amigos me preguntan si no tengo miedo y hasta algunos me dicen ‘si no estoy loca’ por colgarme a pintar. Yo les respondo que la adrenalina que vivo en la altura y haciendo lo que más me gusta es incomparable. No saben lo que se pierden”, relató.

El trabajo, que incluye tres manos de impermeabilizante, una de fijador al aceite y tres de látex acrílico color Piedra París, está a cargo de la Cámara de Empresarios Pintores y de Restauraciones Afines de la República Argentina (Ceprara) y se estima que tomará entre 15 y 20 días, dependiendo del clima.