Según datos oficiales, desde que arrancó el año, y con la flexibilización del negocio importador, el ingreso de carne no para de crecer, con Brasil como principal beneficiado y con el 85% de las compras por parte de la Argentina.

Brasil es uno de los mayores productores y exportadores de carne a nivel mundial, especialmente de carne bovina, aviar y porcina, lo que le permite competir fuertemente en mercados internacionales, incluidos los países vecinos como Argentina.

En Argentina, se observa que supermercados, especialmente en la Patagonia, han comenzado a importar carne brasileña, como el asado, a precios significativamente más bajos (por ejemplo, $9.000 por kilo frente a $22.000 por kilo del producto argentino). Esta importación responde a estrategias para generar competencia de precios y hacer frente a los altos costos locales, en un contexto donde Argentina enfrenta desafíos económicos y una inflación que encarece los productos nacionales.

Brasil ha consolidado su posición como líder global en exportaciones de carne bovina y aviar, con un volumen récord de 2,89 millones de toneladas de carne bovina exportadas en 2024, generando ingresos cercanos a los US$12,8 mil millones. Además, su capacidad de producción masiva, costos competitivos (en parte debido a la hormonización y alimentación intensiva del ganado) y la apertura de nuevos mercados, como Japón y Filipinas, refuerzan su influencia.

JBS en Brasil cuenta con 19 plantas y una capacidad de procesamiento de más de 51.000 cabezas al día.

En 2024, la producción total de carnes en Brasil alcanzó 31,57 millones de toneladas, un récord histórico, con un crecimiento del 6,1% respecto a 2023.

JBS, Minerva Foods y Marfrig son tres de los frigoríficos más fuertes no solo a nivel regional sino también mundial, y son los que hoy aprovechan la fiebre importadora.

JBS, un peso pesado a nivel mundial con presencia en 24 países, es una de las compañías que saca provecho de la conveniencia cambiaria. En Brasil cuenta con 19 plantas y una capacidad de procesamiento de más de 51.000 cabezas al día y una facturación cercana a los US$ 50.000 millones anuales.

JBS tuvo presencia en la Argentina durante algunos años, aunque en 2017, justamente en medio de esta serie de escándalos, decidió achicar su presencia en algunos mercados, y así salió también de Uruguay y Paraguay.

Para ejecutar esa salida JBS vendió por US$ 300 millones su participación en esos tres países a otro gigante de la región, Minerva Foods, que factura unos US$ 6000 millones anuales. Hoy está manejada por la familia Vilela de Queiroz, que la fundó en 1992, aunque hoy tiene el 15,4% del paquete accionario.

Marcos Molina dos Santos, tiene una fortuna de US$ 640 millones y es el dueño de otro peso pesado brasileño, Marfrig, que es otro de los que ve con buenos ojos la conveniencia cambiaria. Tiene peso propio en la Argentina ya que cuenta con el 92% del paquete de Quickfood, firma histórica en el mercado de la carne, una operación que se movió en torno de los US$ 60 millones, operación que le compró a la también brasileña BRF en 2019.

Marfrig hoy factura unos US$ 24.000 millones y ahora va por más. Acaba de anunciar que fusionará sus operaciones justamente con BRF, con lo que nacerá MBRF, una empresa con un capital de US$ 27.000 millones. 

Marfrig tiene peso propio en la Argentina ya que cuenta con el 92% del paquete de Quickfood, firma histórica en el mercado de la carne

Sin embargo, la importación de carne brasileña en Argentina también genera debate, ya que podría afectar a los productores locales, quienes enfrentan costos de producción más altos.

Hasta el año 2000, Argentina y Brasil exportaban cantidades similares de carne, pero las políticas argentinas de restricciones a la exportación y controles de precios limitaron su competitividad, mientras que Brasil expandió su mercado, alcanzando exportaciones de US$12.000 millones frente a los US$3.500 millones de Argentina.

En resumen, la carne brasileña está ganando terreno en mercados locales como el argentino debido a su precio competitivo y alta disponibilidad, impulsada por una producción récord y una estrategia de diversificación de mercados. No obstante, esto plantea desafíos para los productores locales en términos de competitividad y sostenibilidad económica.