¿La entraña es dura? Este truco simple la transforma en una estrella del asado
La entraña es un corte clásico de la parrilla argentina que suele generar amores y odios por su textura firme. Pero hay un truco casero que está revolucionando el modo de prepararla: se trata del bicarbonato de sodio, un aliado inesperado que, con apenas unos minutos de acción, puede convertirla en una carne suave y jugosa, sin alterar su sabor. En esta nota, te contamos paso a paso cómo aplicarlo, junto a tips de cocción y marinados para lograr una entraña de restaurante en tu propia casa.
La entraña, ese corte que divide mesas... y cómo reconciliarte con él
En muchos hogares argentinos, la entraña genera debates: algunos la aman por su sabor intenso, mientras otros la evitan por su textura fibrosa. Sin embargo, este corte económico y sabroso puede ganarse un lugar central en tu próxima parrillada si sabés cómo tratarlo.
Y la clave está en algo que probablemente tenés en la alacena: bicarbonato de sodio.
Este ingrediente, más asociado a la repostería o a aliviar la acidez, tiene un efecto directo sobre las proteínas de la carne. Eleva el pH de su superficie, ablanda las fibras y evita que se contraigan demasiado durante la cocción. El resultado: una entraña más tierna, sin perder ese sabor a parrilla tan característico.
Paso a paso: cómo aplicar el truco del bicarbonato
No necesitás más que una cucharadita por cada medio kilo de entraña y seguir estos pasos:
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Espolvoreá el bicarbonato de manera pareja sobre la carne cruda.
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Dejá reposar entre 15 y 20 minutos para que actúe sobre las fibras.
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Enjuagá bien la carne bajo agua fría para eliminar cualquier residuo (esto es clave para no afectar el sabor).
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Secala con papel de cocina, sin presionar demasiado.
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Llevala a la parrilla como de costumbre. Idealmente, de 3 a 5 minutos por lado, según el punto que prefieras.

Bonus tip: mariná para más sabor (y más ternura)
Si tenés algo más de tiempo, otra forma efectiva de lograr una entraña suave y gustosa es preparar una marinada casera. Con aceite de oliva, ajo picado, jugo de limón, sal, pimienta y hierbas frescas como romero o tomillo, podés armar una mezcla simple pero sabrosa.
Sumergí allí la entraña por al menos dos horas (podés dejarla toda la noche en la heladera) y vas a lograr una carne jugosa, aromática y con una textura increíble.
La experiencia: entraña crocante por fuera, suave por dentro
Cuando se prepara bien, la entraña es una fiesta para los sentidos: ese aroma a hierro caliente, el chisporroteo sobre las brasas, el corte fino con cuchillo que no se resiste y ese sabor que grita 'domingo en Argentina'.
Acompañala con papas rústicas, chimichurri casero o una ensalada criolla. Para tomar, un vino tinto joven o una cerveza bien fría son aliados ideales.
Y si querés subir la apuesta, servila en una tabla rústica, cortada en tiras finas, con unas escamas de sal y un toque de oliva.