La intensidad del dolor menstrual

La dismenorrea afecta entre el 50% y el 91% de las mujeres en edad reproductiva, con un 20% a 30% que experimentan síntomas severos que limitan sus actividades diarias. Este dolor, causado principalmente por la liberación de prostaglandinas que inducen contracciones uterinas, puede manifestarse como espasmos pélvicos intensos, dolor lumbar, náuseas, vómitos y ansiedad.

El profesor John Guillebaud, especialista en salud reproductiva del University College de Londres, ha señalado que algunas pacientes describen el dolor menstrual como “casi tan severo como un ataque al corazón”. Esta comparación, lejos de ser una exageración, encuentra eco en testimonios de mujeres y en la comunidad médica, especialmente en casos de dismenorrea secundaria, asociada a condiciones como la endometriosis.

La ciencia confirma que el dolor menstrual puede ser tan intenso como el de un infarto

Comparación con un ataque al corazón

Un infarto de miocardio produce un dolor torácico opresivo, descrito como una presión intensa que puede irradiarse a otras áreas del cuerpo. Este dolor surge por la interrupción del flujo sanguíneo al corazón, una emergencia médica grave. Sin embargo, expertos como el Dr. Javier de Andrés, de la Unidad del Dolor del Hospital Universitario La Paz en Madrid, explican que el dolor visceral de la dismenorrea, caracterizado por contracciones uterinas intensas, puede alcanzar niveles de severidad comparables.

Un estudio presentado en las Sesiones Científicas de la American Heart Association 2023 encontró que las mujeres con dismenorrea tienen el doble de riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, como angina o infartos, lo que sugiere que el estrés fisiológico del dolor menstrual podría tener implicaciones más allá del malestar inmediato.

Dismenorrea: tipos y causas

  • Dismenorrea primaria: Resultado de contracciones uterinas normales intensificadas por prostaglandinas. Aunque no está asociada a patologías, puede ser debilitante.
  • Dismenorrea secundaria: Vinculada a condiciones como la endometriosis, que afecta a 1 de cada 10 mujeres y puede generar dolores crónicos severos. Publicaciones en X han citado casos en los que el dolor por endometriosis se describe como hasta 10 veces más intenso que un infarto, aunque estas afirmaciones requieren más validación científica.
  • Factores agravantes: Estrés, falta de sueño y tabúes sociales pueden intensificar la percepción del dolor y retrasar la búsqueda de ayuda médica.
La ciencia confirma que el dolor menstrual puede ser tan intenso como el de un infarto

Un dolor invisibilizado

A pesar de su prevalencia, el dolor menstrual es frecuentemente desestimado. Muchas mujeres relatan que sus quejas son minimizadas como “normales” o “exageradas” por familiares, amigos o incluso profesionales de la salud. Esta estigmatización puede retrasar el diagnóstico de condiciones graves como la endometriosis, que tarda en promedio entre 7 y 10 años en identificarse.

Frank Tu, director de Dolor Ginecológico en NorthShore University HealthSystem, destaca que los tratamientos actuales, como antiinflamatorios no esteroideos o anticonceptivos, suelen ser insuficientes para los casos más severos. Además, la investigación sobre el dolor menstrual es limitada, lo que perpetúa la brecha en la atención médica para las mujeres.

Llamado a la acción

La comparación entre el dolor menstrual y un ataque al corazón busca visibilizar un problema que afecta la calidad de vida de millones de mujeres. Los expertos recomiendan:

  1. Concienciación social: Educar sobre la menstruación y su impacto para reducir estigmas y fomentar empatía.
  2. Atención médica oportuna: Consultar a un ginecólogo ante dolores menstruales intensos o síntomas como dolor durante el coito, problemas gastrointestinales o infertilidad.
  3. Más investigación: Incrementar los estudios sobre dismenorrea y sus tratamientos para ofrecer soluciones efectivas.

Los médicos confirman que el dolor menstrual puede ser tan incapacitante como un ataque al corazón, una realidad que exige un cambio en la percepción social y médica. Al reconocer la gravedad de este dolor, podemos avanzar hacia un sistema de salud más equitativo que priorice el bienestar de las mujeres y aborde sus necesidades con la seriedad que merecen.