15/05/2025

Negocios

Reconfiguración industrial en 2025: más exportaciones, menos producción local

El nuevo ciclo de apertura económica iniciado a fines de 2023 está dejando huellas nítidas en el entramado industrial argentino. Mientras algunas ramas logran capitalizar oportunidades en mercados internacionales, otras ven amenazada su capacidad de subsistencia ante un entorno interno cada vez más desafiante. El primer trimestre de 2025 cerró con una señal clara de esta dualidad: las exportaciones industriales crecieron, pero la producción nacional cayó un 10% interanual.

Según datos oficiales, el crecimiento más notable se registró en el segmento de manufacturas de origen agropecuario, con un salto del 37% respecto al mismo período de 2023. Subproductos del complejo sojero, harinas, aceites y biocombustibles lideran esta expansión, apalancados por un tipo de cambio competitivo para exportar, una demanda global sostenida y cadenas de valor fuertemente integradas.

Sin embargo, este dinamismo externo contrasta con un frente interno en deterioro. La producción manufacturera muestra retrocesos en sectores como calzado, textiles, línea blanca, muebles, y rubros metalmecánicos con destino al mercado interno. Parte de esta caída responde al aumento de las importaciones, facilitadas por medidas de desregulación adoptadas desde comienzos de año: reducción de plazos de pago al exterior, eliminación de licencias no automáticas y flexibilización de controles anti-dumping.

Además, la apreciación real del tipo de cambio, en un contexto de inflación contenida y tasas de interés atractivas para el ingreso de capitales, encarece los productos nacionales frente a los importados y afecta la competitividad interna de múltiples industrias.


Ganadores y perdedores

El informe de Fundar, una de las usinas de pensamiento más relevantes en el campo productivo, advierte sobre esta nueva lógica: 'Las empresas que exportan o forman parte de cadenas exportadoras tienen margen de expansión. Pero las industrias orientadas al consumo interno, sobre todo las pymes, enfrentan una presión creciente por caída de demanda y competencia externa directa', sostiene Daniel Schteingart, director de Planificación Productiva de la entidad.

A esto se suma una realidad que golpea especialmente a las empresas de base industrial radicadas en el conurbano bonaerense: el estancamiento del consumo masivo. El retroceso del salario real y la contención del gasto público reducen la tracción del mercado doméstico, que históricamente ha sido el ancla de sustentabilidad para sectores intensivos en empleo y con alta dispersión territorial.

Un nuevo dilema productivo

El interrogante que se instala en el debate empresarial y político es si este nuevo ciclo de apertura económica será compatible con el desarrollo sostenido de la industria nacional o si implicará una nueva ola de desindustrialización, similar a la vivida en décadas anteriores.

Desde el Ministerio de Economía se sostiene que el objetivo es modernizar la matriz productiva, facilitar la integración al mundo y aprovechar los nichos donde la Argentina tiene ventajas comparativas. Sin embargo, desde cámaras industriales como la UIA, ADIMRA o IPA, advierten que sin herramientas de protección inteligente, financiamiento accesible e incentivos a la inversión productiva, la competitividad estructural seguirá siendo insuficiente frente a la competencia global.

Proyecciones y desafíos

El mapa industrial de 2025 comienza a dividirse entre exportadores resilientes y productores locales asfixiados. En ese marco, el rol de las cámaras, las asociaciones sectoriales y los líderes empresariales será clave para articular propuestas que conjuguen apertura con desarrollo.

El sector privado, por su parte, enfrenta el reto de ganar productividad, incorporar tecnología y diversificar mercados, sin perder de vista que la estabilidad macroeconómica por sí sola no garantiza industrialización.

Si algo demuestra el escenario actual es que no existe crecimiento sostenido sin una industria sólida. El desafío es construir políticas productivas activas en un contexto de liberalización, donde el equilibrio entre competitividad y protección resulte virtuoso y no excluyente.

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