El fútbol argentino se sumerge en un profundo sentimiento de dolor y despide a uno de sus símbolos. Este jueves, falleció Carlos Timoteo Griguol, a los 86 años, a causa de un cuadro de neumonía agravado por el contagio de coronavirus. El ex entrenador, quien fue uno de los grandes maestros de su profesión y que grabó su huella en diferentes instituciones, se encontraba internado en grave estado en el Sanatorio de Los Arcos y desde hacía años luchaba contra el Alzheimer.

La muerte del emblema del deporte nacional fue confirmada por su yerno, el ex jugador Víctor Marchesini. “Se nos fue Timo. Gracias por todo viejito, imposible no tenerte presente minuto a minuto. Te voy a extrañar”, informó el antiguo defensor de Ferro, Boca y The Strongest de Bolivia a través de su cuenta de Twitter. El histórico técnico había sido vacunado contra el COVID-19 a fines de febrero, pero él y su esposa contrajeron la enfermedad poco tiempo después.

Carlos Timoteo Griguol se convirtió en una leyenda de la dirección técnica con sus ciclos en Rosario Central, Ferro, River y Gimnasia de La Plata, entre otros equipos.

Nacido en la ciudad de Las Palmas, provincia de Córdoba, el 4 de setiembre de 1934, Griguol comenzó su vínculo con la pelota en el club Córdoba, donde había participado de la fundación, mientras alternaba con tareas campestres. En 1957, efectuó su debut como futbolista profesional en Atlanta y, tres años más tarde, fue uno de los pilares del plantel que conquistó la Copa Suecia. Con anterioridad, el por entonces mediocampista fue citado a la Selección Argentina y se consagró campeón de la Copa América 1959.

En 1966, desembarcó en Rosario Central y extendió su aventura en el club hasta 1969, cuando anunció su retiro. De inmediato, empezó a dirigir en las Divisiones Inferiores del Canalla hasta que en 1971 comandó la Primera de manera interina. En 1973, fue ratificado en el cargo de modo permanente en reemplazo de Ángel Tulio Zof y llevó al equipo hacia la obtención del título en el Torneo Nacional del mismo año. Un año después, fue subcampeón en el Metropolitano y en el Nacional, pero logró derrotar a Newell"s en la Liguilla Prelibertadores y consiguió la clasificación hacia la Copa Libertadores 1975, donde alcanzó las semifinales.

Luego de su etapa en Central, emigró a Tecos de Guadalajara (1975-1977), regresó a la entidad rosarina (1977-1978) y experimentó un breve paso por el banco de Kimberley de Mar del Plata (1979). Solo unos meses después, recaló en Ferro Carril Oeste y puso en marcha un romance que perdurará por la eternidad. El Viejo, como solían apodarlo, permaneció en el elenco de Caballito durante ocho años y construyó uno de los ciclos más recordados de la historia del fútbol argentino: fue campeón del Nacional 1982 tras derrotar a Quilmes, volvió a ganar el mismo certamen en 1984 después de vencer a River y fue dos veces subcampeón en 1981 (de Boca, en el Metropolitano, y del Millonario, en el Nacional).

La última experiencia como entrenador de Griguol fue en el banco del Lobo, en la temporada 2003-2004, donde desarrolló su tercer ciclo como técnico del club.

En 1987, aceptó la oferta de River y sustituyó a Héctor Veira, quien un año antes había levantado el trofeo en el campeonato local, la Libertadores y la Copa Intercontinental. Pese a que ganó la Copa Interamericana en el año de su contratación, donde se impuso sobre Liga Deportiva Alajuelense de Costa Rica, su era en el conjunto de Núñez no prosperó. En 1988, retornó a Ferro hasta que en 1994 volvió a marcharse para dirigir a Gimnasia de La Plata, donde volvió a hacer historia y fue subcampeón en el Clausura 1995, Clausura 1996 y Apertura 1998. Luego de su expedición en Betis de España (1999-2000), regresó al Lobo (2000-2001), estuvo al frente de Unión de Santa Fe (2002) y desarrolló su último trabajo nuevamente en Gimnasia (2003-2004).

A través de las redes sociales de Gimnasia, la familia de Griguol emitió un comunicado para despedir al hombre que se convirtió en docente desde su rol de técnico. "Con mucha tristeza les comunicamos el fallecimiento de nuestro amado Carlos Timoteo Griguol. Maestro del fútbol y de la vida, por eso lo llamaban cariñosamente el Viejo. No solo ganó campeonatos sino que hizo hombres de bien. Nos tomamos de sus palabras: "Lo importante no es ser el mejor de todos sino el mejor que uno puede ser", comienza la carta de despedida.

"Siempre apostó a la seriedad en el trabajo, al esfuerzo, dedicación y respeto. Un luchador dentro y fuera de la cancha. Ocurrente, inteligente y divertido. Durante muchos años sobrellevó una enfermedad, cuidado amorosamente por Betty y su familia. Hoy lo despedimos con mucha pena. Queremos recordarlos así, en las puertas del cielo, de pie, dando su típica palmada en el pecho. Agradecemos todas las muestras de cariño que recibimos y los invitamos a despedirlo cuidándonos entre todos visitando la página de Facebook - En memoria de Timoteo Griguol", cierra el escrito. Los legados trascienden las fronteras del tiempo y el de Griguol adquirió un carácter inmortal.