El delantero de la selección argentina Fideo Di María, fue de los jugadores que más lloró y se emocionó por la conquista de la tercera Copa del Mundo. En Brasil 2014 no pudo jugar la final contra Alemania porque se había lesionado, sin embargo, en esta oportunidad pudo hacerlo contra Francia con una actuación brillante.

El campeonato se lo dedico a su familia, quien estuvo a su lado acompañándolo en cada momento difícil de su carrera. “Su felicidad es la mía. Que lindo verlos llorar de alegría. Tanto sufrimiento y al final tuvimos la recompensa. El abrazo que lo dice todo. Mis viejitos. Los amo con mi vida”, posteó en Instagram junto a la foto de un abrazo con sus padres.

La historia de Di María es la de un ejemplo de superación. Fideo era ayudante de su papá Daniel, quien trabajaba en una carbonería de la ciudad santafesina y se crió en el seno de una familia humilde y con la banca de sus amigos de toda la vida.

Solía pasar frío junto a su papá trabajando, y cuando lo despedía para ir a jugar al fútbol, él seguía trabajando para llevar el pan a su casa. Creció y se formó como un profesional del deporte para ayudar a los suyos.

Aquel joven que ayudaba a su papá a embolsar carbón y despuntó en Rosario Central es un ejemplo de resiliencia, que en algún momento incluso realizó un desahogo público con una sentida carta en The Players Tribune titulada “Bajo la lluvia, en el frío, de noche” en la que le habló al público, pero también a sus críticos,de tú a tú. “Ustedes no saben por qué lloro”, supo subrayar en el escrito que tras la vuelta olímpica en el Mundial se volvió a viralizar.

El domingo de 18 de diciembre volvió a llorar e hizo llorar a todos los argentinos, pero de alegría por haber conseguido la máxima consagración que un futbolista y 45 millones de argentinos pueden desear.

Emotivas palabras de Di María a sus padres: "Al final tuvimos la recompensa"

El mensaje de Fideo es un ejemplo respecto al valor del trabajo y el esfuerzo. En sintonía, varios jugadores vienen brindando reflexiones similares como el caso de Julián Álvarez, que en su ciudad natal Calchín comunicó: “Decirle a los más chicos y adolescentes que sigan soñando, creyendo, que si trabajan y se sacrifican y hacen las cosas bien y, sobre todo, si son buenas personas, estarán más cerca de lograr sus objetivos y sus sueños”.