Ganó tres mundiales de ajedrez, pero perdió sus títulos por defender a las mujeres: la historia de Anna Muzychuk
Anna Muzychuk se erigió como una de las personas más talentosas del mundo del ajedrez. Criada como un talento promisorio por sus padres, quienes fueron profesionales en la misma disciplina, la ucraniana conoció los tableros a cuadros cuando tenía cuatro años y el romance fue inmediato. La pasión por el deporte que le inculcaron desde que era una niña, conjugada con el trabajo y el esfuerzo diario, le permitió convertirse en triple campeona mundial, pero perdió sus títulos sin siquiera haber desplazado una pieza.
En diciembre de 2017, la nacida en Leópolis, una ciudad ubicada en el oeste de Ucrania y a unos 70 kilómetros de la frontera con Polonia, renunció a su posición de privilegio y a uno de los premios económicos más grandes del circuito al negarse a participar del Campeonato del Mundo de Ajedrez Femenino de Arabia Saudita. ¿El motivo? El sentimiento de disconformidad por las diferencias de género que existen en el país y el desacuerdo con las normas a las que son sometidas las mujeres.

Anna, que se había consagrado en el Mundial de Ajedrez Relámpago en dos ocasiones (2014 y 2016) y en el Mundial de Ajedrez Rápido (2016), aceptó perder dos de sus coronas a cambio de alzar la voz para resguardar los derechos de las mujeres. "En unos días voy a perder dos títulos mundiales, uno a uno. Sólo porque decidí no ir a Arabia Saudita. No jugar con las reglas de alguien, no usar abaya, no estar acompañada al salir y por completo no sentirme una criatura secundaria", expresó por entonces.
"Hace exactamente un año gané estos dos títulos y fui la persona más feliz del mundo de ajedrez, pero esta vez me siento muy mal. Estoy lista para defender mis principios y saltarme el evento, donde en cinco días esperaba ganar más de lo que hago en una docena de eventos combinados. Todo eso es molesto, pero lo más molesto es que a casi nadie realmente le importa. Ese es un sentimiento realmente amargo, aunque no cambia mi opinión y mis principios", agregó en su cuenta de Facebook.

Muzychuk, de 31 años y que habla siete idiomas, no desarrolló la iniciativa en soledad y recibió el respaldo de la comunidad del ajedrez. De hecho, su hermana Mariya, quien fue campeona mundial femenina de ajedrez en 2015, adoptó la misma postura y decidió no formar parte del torneo. Además, Sabrina Vega Gutiérrez, la principal ajedrecista española, y un 40% de los ajedrecistas masculinos, como el campeón estadounidense Hikaru Nakamura, tampoco acudieron a la cita.
El certamen, que había sido denominado como Campeonato del Rey Salmán, fue uno de los intentos de las autoridades de Arabia Saudita para modernizar su imagen, ya que permitieron que las jugadoras se desempeñaran sin el velo que cubre la cabeza. Sin embargo, no fue suficiente para ocultar el calvario que padecen las mujeres en aquel país. Incluso, la organización impuso otras normas de vestimenta en el cuadro femenino: trajes formales azul marino o negro, camisas blancas de cuello abierto o con corbata, trajes de pantalón y blusas blancas de cuello alto.
Luego de su resolución, la subcampeona en el Campeonato del Mundo Femenino de Ajedrez Clásico en 2017 comenzó a competir en la liga española y recibió de parte del grupo Iberdrola el premio ‘Mujeres que brillan’ por su reivindicación de la igualdad de género en el deporte. Desde entonces, Anna, quien durante una década representó a Eslovenia y luego empezó a defender la bandera de Ucrania, se convirtió en una activista por los derechos femeninos y no claudica la batalla en la actividad que la apasiona. "Y sí, para los pocos que se preocupan, ¡volveremos!", fue el grito que desahogó hace más de tres años y que continúa vigente en la actualidad.